Anatomía de los fuera de serie

Porque al que tiene, le será dado y tendrá más y, al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado

Mateo 25, 29

 

He estado leyendo “Fuera de serie (Outliers)” un interesantísimo libro de Malcolm Gladwell en el que se aborda el tema de cómo surgen los “fueras de serie”.

La tesis principal de Malcolm Gladwell es que “el éxito sigue un curso predecible” y que “no es el más brillante quien tiene más éxito”. Desde ese punto de vista, el libro ejerce un profundo poder desmitificador y trata de demostrar sus tesis, en mi opinión acertadamente, mediante ciertas teorías basadas en datos estadísticos e históricos.

La teoría de “El efecto Mateo”.

Cuando hablamos de fueras de serie deportivos, por ejemplo, Gladwell nos demuestra la importancia de la fecha de nacimiento. Su teoría, resumidamente, viene a decir que: aquellos jugadores que han nacido en las seis primeros meses del año tienen muchas más posibilidades de triunfar deportivamente que los que lo hicieron en el segundo semestre.

Esto funciona así por el sistema de corte en el 1 de Enero para las categorías deportivas. Es de sentido común que, a edades tempranas, un muchacho nacido el 1 de Enero y uno nacido el 31 de Diciembre, a pesar de caer en la misma categoría, van a tener un desarrollo físico muy dispar (a favor del primero).

Lo anterior lleva a que el primero conseguirá becas deportivas y el segundo no. A su vez, estas becas le permitirán acceder a entrenadores profesionales y al segundo no. A su vez le permitirán la posibilidad de ser profesional cosa que al segundo no, etc.

Lo cierto es que, los datos mostrados en el libro, demuestran que gran parte de los profesionales habían nacido en el primer semestre del año (naturalmente con excepciones que confirman la regla).

Lo que viene a decirnos el amigo Gladwell es que “el éxito no obedece a una función simple del mérito individual, como si el mundo en el que crecemos y las reglas que rigen la sociedad no importasen en absoluto”. El sistema actúa a veces de manera perversa.

Si llevamos lo anterior al terreno educativo, corremos el riesgo de confundir, por idénticos motivos a los expuestos, madurez con capacidad. Mucho cuidado con basarnos en eso para limitar el futuro de los alumnos, abriendo y cerrando puertas basándonos en ello.

El éxito es talento más preparación.

Malcolm Gladwell afirma que el talento no es suficiente (ni considerado como Coeficiente de Inteligencia ni como pura genialidad). Es necesaria “la oportunidad”.

Muchos de los fuera de serie analizados, desde Bill Gates a Los Beatles, tuvieron la oportunidad de practicar sus talentos de manera prácticamente ilimitada. Y, además, esa oportunidad fue muchas veces exclusiva, es decir, no estuvo al alcance de sus contemporáneos. Por supuesto, ellos la aprovecharon.

Bajo este concepto es dónde Gladwell incluye la famosa “teoría de las diez mil horas” que, según muchos, son necesarias para alcanzar la maestría. Ojo, porque como él nos indica: “La práctica no es lo que uno hace cuando es bueno, es lo que uno hace para volverse bueno”.

Analizando esta “oportunidad” que tuvieron muchos genios, vemos que se dan circunstancias exclusivas como:

  • La importancia de una comunidad alrededor del fuera de serie que lo prepare correctamente para el mundo.
  • La “fortuna demográfica”, entendida como la serie de ventajas de haber nacido dentro de una generación poco numerosa.
  • Las condiciones históricas que hacen de un determinado momento el ideal para que “exploten” las habilidades del crack

Todo lo anterior deriva en que los “fuera de serie”, en cierto modo, estaban predestinados a serlo o, dicho de otro modo, en su trayectoria coincidieron una serie de circunstancias que hicieron posible brillar sus talentos. En otro lugar, en otro momento, quizás habrían pasado desapercibidos.

Os aconsejo leer el libro si os interesa ver cómo las teorías de Gladwell encajan en ciertos casos reales.

Las herencias culturales.

En este apartado, Gladwell analiza la importancia de las herencias culturales a través de diversos ejemplos que van desde el análisis de los accidentes aéreos teniendo en cuanta la nacionalidad de los pilotos (muy interesante el concepto del IDP o Indice de Distancia al Poder) hasta el desarrollado “instinto” para las matemáticas de los alumnos asiáticos (relacionándolo con el lenguaje y el “lapso de los veinticinco segundos para memorizar”).

La conclusión es sencilla: las herencias pesan, y mucho. De hecho, según Gladwell, las herencias culturales persisten, generación tras generación, incluso después de que hayan desaparecido las condiciones socioeconómicas y demográficas que las engendraron.

Especialmente brillante el cómo relaciona “la cultura del trabajo” con los cultivos tradicionales y el campesinado en Europa y Asia. Mientras que en Europa, los campesino, una vez finalizada su cosecha se dedicaban a “hibernar” (como necesidad fisiológica y económica ya que si agotaban las reservas durante el invierno  morirían de hambre), en Asia el cultivo del arroz, que requiere diez o veinte veces más de mano de obra, les dotaba de una labor con sentido con una relación clara entre el esfuerzo dedicado y la recompensa obtenida.

Curiosamente, los señores feudales europeos eran mucho más intervencionistas que los asiáticos que, una vez cumplido con el porcentaje acordado, permitían a los campesinos ser dueños de los beneficios producidos por su trabajo extra o por las mejores condiciones de sus arrozales.

Como se dice en algún momento: “el trabajo duro es una condena sólo si carece de significado”.

El libro termina hablando de educación y de cómo es posible superar los obstáculos a través de ésta. Es el caso de las escuelas KIPP que permiten salir de la pobreza y de la marginación a muchos estadounidenses con problemas de exclusión, eso sí, mediante un esfuerzo redoblado respecto del resto (las horas lectivas superan en más de un sesenta por cien las de una escuela normal).

Un modelo diferente no parece ser nunca suficiente para Gladwell si no va aderezado con un descomunal esfuerzo por parte del protagonista.

En conclusión, “Fuera de serie (Outliers)” me ha resultado tremendamente entretenido y me ha dado bastante en que pensar. Aconsejo su lectura, máxime ahora que ha salido en edición de bolsillo. Me quedo con que los fuera de serie son, casi siempre, personas favorecidas por las circunstancias pero tremendamente motivadas por su trabajo al que le dedican su vida porque encuentran en ello un sentido o como dice el propio Gladwell:

El éxito es una función de persistencia, obstinación y voluntad de trabajar al máximo