Bala nº 3: Jules Renard sobre los ladrones de tiempo

“Hay personas que no saben perder su tiempo solas y se convierten en el flagelo de las personas que trabajan.”
Jules Renard
La frase de Renard, a quien nuestro ínclito Ramón Gomez de la Serna citó en su “Total de greguerías”, nos advierte de uno de los más peligrosos ladrones de tiempo: nuestros propios allegados.
Todos conocemos personas que encajan en la descripción de Renard: ese amigo que siempre está bromeando sin distinguir el momento oportuno para ello o ese compañero para el que cualquier pequeña cosa se convierte en una montaña y requiere constantemente de tu ayuda para resolverla.
La productividad de uno mismo pasa en muchas ocasiones por saber decir no. No, a dejar nuestras labores de lado para atender las solicitudes de los demás. No, a interrumpir lo que estemos haciendo a las primeras de cambio.
Esto aplica a los correos electrónicos y/o a las llamadas de teléfono (siempre invasivas e inoportunas), a las convocatorias de reunión injustificadas y, por supuesto, a las personas.
Hay quien tiene una mayor dificultad en decir no frente a frente que por otros medios. La timidez, o incluso una mal entendida educación, pueden jugar en nuestra contra hasta tal punto que dilapidemos nuestro tiempo por atender “generosamente” a los demás.
Siéntete en tu derecho de administrar tu tiempo. Toma nota del requerimiento y atiéndelo cuando mejor te venga a ti. Aprende a expresar la imposibilidad de ayudar a cualquiera que te lo pida en el momento que a él le venga bien. Máxime si hablamos del entorno laboral.
Un sano egoísmo, regado con muchas dosis de buena educación, será un salvavidas frente a ese tipo de personas que interrumpen continuamente tu trabajo.
No confundas empatía con falta de carácter, compañerismo con sumisión o trabajo en equipo con la pérdida total de autonomía.
Tampoco confundas el disparo que hoy lanzamos desde la azotea como una llamada a la soledad, al individualismo o a la acrimonia. Más bien interprétalo como una advertencia, regada de humor, en la línea de las palabras de Arnold Glasox:
“Una de las pruebas mas fiables del liderazgo es la habilidad de reconocer un problema antes de que se convierta en una emergencia.”