Cierra la boca, ¡no compartas tus metas!

“Trabaja duro, en silencio, y deja que tu éxito haga todo el ruido”
A veces es muy sano cuestionarse a uno mismo, o mejor dicho, cuestionar lo que uno mismo cree que sabe. Si a Sócrates se le atribuye el “Sólo sé que no sé nada” que no se me podrá atribuir a mí que soy un pobre ceporro.
Muchas veces hemos recomendado en este blog (y no soy el único) que cuando tengas una meta, estés fijando un hábito o bien eliminando uno pernicioso, compartir esto con más gente te ayudará a conseguirlo. De hecho, muchísimas aplicaciones de móvil usan este principio para compartir tus logros cuando haces deporte, viajas, etc. Las redes sociales han potenciado hasta el infinito nuestra capacidad de exponernos a los demás.
Pues bien, si hacemos caso a Derek Sivers, esto no solo no es así sino que sucede todo lo contrario: cuanto más hablas de tus metas con los demás, más te alejas de ellas.
Veamos:
Cuando contamos nuestra meta a alguien y éste escucha y toma nota se crea una “realidad social”. Esta realidad social consiste en que el cerebro tiene dificultades para diferenciar entre decir y hacer y, por el mero hecho de hablarlo, nuestro cerebro ya obtiene una satisfacción que hace que nos relajemos y pongamos menos interés en nuestra meta, llegando a abandonarla en muchas ocasiones.
La sabiduría popular quizás tenga más claro este concepto con cuentos como el de la lechera o expresiones como “vender la piel del oso antes de cazarlo”.
Existen estudios documentados al respecto, los más recientes de Peter M. Gollwitzer que podéis consultar aquí.
Tu mente confunde el decir con el hacer.
El hecho es que nos gusta hablar de nuestras metas y proyectos, nos hace sentir bien. Obtenemos una gratificación inmediata y las gratificaciones inmediatas son peligrosas, recordad el test de la golosina.
Vale, y entonces, ¿qué podemos hacer?
Bueno, lo más evidente es no hablar. Ya sabes que “en boca cerrada no entran moscas”.
No obstante, podemos cambiar nuestra manera de comunicar nuestras metas. Podemos hablar de ellas expresando una cierta insatisfacción por no haberlas conseguido aún o podemos usar al otro como fedatario y pedir que nos exija resultados cuando volvamos a estar con él. Esta manera de compartir nuestras metas crea una sensación de insatisfacción y deuda, lo que unido al incumplimiento de la meta actual, anulan el efecto de complacencia que se crea en la realidad social.
Una última alternativa es no compartir nuestros proyectos hasta que estos estén tan avanzados que ya sea muy difícil echarnos para atrás. En el póker se dice que estás “pot committed” o “comprometido con el bote” cuando la cantidad de dinero ya apostada sobre la mesa es tan grande en relación con la que te queda que hay que jugar la mano sí o sí porque estadísticamente no estarás cometiendo un error (en todo caso, lo habrás cometido antes pero esta es otra historia). En este caso, el compromiso anula la caída de motivación que se produce al compartir la meta.
Para acabar, interesado por saber más de Derek Sivers me compré su librito “Sigue tu pasión” que, básicamente, narra su experiencia como creador de la empresa CD Baby una página dedicada a ofrecer música de autores independientes, el primero el propio Derek que era músico profesional. El librito está tirado de precio y la verdad es que se lee en un par de horas pero merece la pena, por la desmitificación que hace de todo el rollo MBA, planes de negocio, etc. Un librito sencillo y repleto de sentido común recomendable para todo emprendedor o gente de empresa en general.
Cierro con una frase suya:
No importa la meta que elijas; siempre habrá muchísimas personas que te dirán que te equivocas
y es que, seguramente, Derek empezó a intuir que no era bueno compartir sus metas con los demás, después de escribir su libro.