Desafío vertical

El tiempo que una persona tiene algo en la cabeza y la cantidad de cosas que hace al respecto son  factores inversamente proporcionales”.

David Allen

Un concepto importante y frecuentemente malentendido de GTD es la importancia de gestionar no sólo en horizontal sino también en vertical nuestras cosas.

¿Qué significa gestionar en horizontal?

En palabras del propio Allen, “El control horizontal mantiene la coherencia en todas las actividades en las que usted participa”.

Como no está muy claro lo que quiere decir Allen (al menos para mi) diremos que el control horizontal se ocupa de las acciones o de las cosas aisladas. A estos efectos GTD funciona como un embudo en el que entran cosas y tras pasar por las 5 fases acabamos llevando a cabo las acciones deseadas.

Sin embargo esto no es suficiente. Es importante y funciona muy bien como éxito “vendible” en nuestro proceso de implantación de GTD. No obstante, la gestión horizontal es insuficiente sin una gestión vertical que funcione simultáneamente.

¿Qué significa gestionar en vertical?

En palabras del propio Allen, “El control vertical, en cambio, dirige las subidas y bajadas del pensamiento por la escalera individual de asuntos propios y proyectos individuales”.

Como tampoco  está muy claro lo que quiere decir Allen (al menos para mi) diremos que el control vertical se ocupa de los proyectos. La gestión vertical es la que indica qué es lo que va al embudo siempre que una cosa sea traduzca en varias acciones (definición sencilla de proyecto).

La gestión horizontal cubre únicamente el nivel más bajo de los que propone Allen: la pista de aterrizaje.

La gestión vertical cubre el segundo nivel: 3.000 metros de altitud o tus proyectos en marcha pero, a su vez, es un nivel imprescindible para seguir escalando hacia la gestión de los siguientes niveles (puedes recordar el modelo de seis niveles haciendo clic aquí).

Si sólo gestionas en horizontal notarás una inmediata mejoría respecto de no gestionar de ninguna manera. Lo que es el sistema GTD (el esqueleto del mismo, la “infraestructura”) ya se requiere completo para poder gestionar en horizontal. De ahí que mucha gente estime que su labor ha acabado con aplicar las cinco fases a todo lo que pille.

Desde mi punto de vista esto es “el chocolate del loro”. Está muy bien pero es insuficiente ya que únicamente la gestión de proyectos te permite definir un objetivo y establecer las acciones necesarias para conseguirlo.

En cierto modo, no sé si equivocadamente, asocio la revisión diaria con la gestión horizontal y la revisión semanal con la gestión vertical.

Pero no todo acaba con la gestión vertical. El resto de los niveles de Allen (sean 4 o 400, eso es lo de menos) son los que “dotarán de sentido a tu vida”. Sé que es un poco fuerte y suena sectario y un tanto místico pero es así. Al menos esta es mi visión global del asunto.

Necesitas saber que los proyectos que elijes hacer son los mejores para tu desarrollo personal o profesional y para ello, estos proyectos deben estar alineados con tus áreas de responsabilidad, tus objetivos a medio y largo plazo y con tu perspectiva vital.

En definitiva, el mensaje de siempre: GTD te quita cosas de la cabeza para que tengas tiempo de pensar en otras más importantes ¡Aprovéchalo! Si no lo haces estarás “desperdiciando” buena parte del potencial de GTD.