Donde demonios esta Matt

Supongo que muchos conoceréis la historia de Matt Harding o, al menos, sus videos. Se trata de un joven (1976) viajero estadounidense que trabajaba en la industria de los videojuegos y decidió dejar el curro, posiblemente quemado, y viajar por diversas partes del mundo. Esto sucedió (o empezó a suceder) allá por 2005 cuando tendría unos 29 años.

El propio Matt cuenta como casualmente un compañero de viaje le sugirió la idea de grabarse frente a los sitios más significativos haciendo un bailecito (bastante cutre, todo hay que decirlo). Y de esta manera, lo que empezó como una broma privada, se convirtió en una de las series de videos más vistas en Youtube.

De hecho, en los dos últimos videos (2006 y 2008) Matt obtuvo el patrocinio de una empresa de chicles yankee para poder dar la vuelta al mundo (14 meses duró el viaje y visitó 42 países) convertido ya en todo un fenómeno mediático (el video que os pongo al final de la entrada consiguió un millón de visitas en dos días).

Para este video 2008 estuvo en Madrid donde le acompañó un montón de gente relacionada con la página Curioso pero inútil que, a su vez, habían hecho un video colaborativo como homenaje al propio Matt.

La historia de Matt (podéis seguir sus planes y vivencias en su página) tiene muchas cosas interesantes. Algunas darían para un intenso debate:

a) Cómo alguien se puede hacer famoso y ganarse la vida por una “casualidad”.

b) Cómo Internet tiene la capacidad de encumbrar a un desconocido y un inmenso poder vírico que las compañías (¿y los políticos y otras organizaciones?) tratan de aprovechar cada vez más.

Sobre el primer punto sólo decir que para que las casualidades se den, hay que estar ahí. Si Matt se hubiera quedado en su empresa nada de esto habría sido posible.

Sobre el segundo punto, se abre un apasionante debate sobre la “sociedad 2.0” de máxima actualidad hoy en España en relación con el efecto #15M. Como Internet también devora a sus hijos (al igual que Saturno en el famoso cuadro de Goya), el propio Matt fue acusado de que sus videos eran un fraude (un fake o un hoax en el lenguaje de Internet) y salió al paso con un video bastante divertido que podéis ver aquí.

Sea como fuere, lo que hoy quiero reivindicar es que viajar es una de las mejores maneras de adquirir cultura. No es barata (aunque se pueden hacer planes muy apañados) pero el impacto que tiene en nuestra psique es mucho más profundo que el de la lectura de un libro o el visionado de un documental o película.

Naturalmente me refiero a viajar con una mínima inmersión en la cultura que visitas, al margen de circuitos exprés o pulseritas de todo incluido. No digo que esto no tenga su razón de ser pero eso no es viajar. Es como el que se cree Tarzán por haber pasado la tarde en el zoo.

Quiero además reivindicar la diferencia como algo necesario y enriquecedor para el ser humano. Y creo además que el video de Matt es una buena oportunidad de relajarnos y olvidarnos de toda esta hostilidad que nos están creando (el Gran Hermano no descansa) contra el inmigrante, contra los chinos que nos invaden o por el enésimo motivo interesado que sea menester.

Siempre que he viajado, sobre todo cuando lo he hecho sólo, me he dado cuenta de que, nacionalidades y costumbres aparte, todos somos seres humanos y es realmente fácil establecer una conexión (a veces profunda) con el otro.

Me niego a creer que el mundo es la mierda que muchos nos quieren hacer creer (¿igual así nos resignamos?) y cada día valoro más una sonrisa de esas que te salen espontáneas y desde bien adentro.

A mí la aventura de Matt hace mucho que me produjo esa sensación de buen rollo y espero que contigo también funcione. En realidad, todo lo demás da igual mientras nos sentimos así ¿verdad?