El poder de lo simple

Todo se reduce a realizar elecciones

Leo Babauta

Lo simple como meta. Leo Babauta es un periodista conocido en el mundo de la productividad personal por su excelente blog Zen habits (en inglés) y por haber creado una variante simplificada de GTD llamada ZTD (Zen To Done). Aparte, es también el creador de Write to done, otra excelente página (también en inglés, sorry), en esta ocasión para escritores, en el que participan diversos autores.

Casualmente, me encontré en una librería con “El poder de lo simple” en español y en edición de bolsillo y, por supuesto, me lo compré al instante. Sabía que estaría bien y no me ha defraudado. De hecho, se lee tan rápido que me lo he leído dos veces en un intervalo de cuatro meses. El libro habla de simplificación (minimalismo), productividad (personal) y hábitos (zen), la efectiva mezcla que siempre ha manejado Babauta.

El amigo Leo ha ido aprendiendo en carnes propias muchas de las cosas que explica. Consiguió dejar de fumar y correr varios maratones y triatlones, perdió 20 kg y cambió de trabajo y de ciudad (de Guam a San Francisco, nada menos), todo ello sumado a que tiene, creo, seis hijos. Lo anterior lo convierte, como mínimo, en una persona cualificada para contar su experiencia.

¿De qué va el libro?

La esencia del libro queda bien clara desde el primer momento cuando dice: “la simplicidad se resume en dos pasos: identificar lo esencial y eliminar el resto”.

La primera parte se centra en desarrollar, lo que Leo Babauta denomina, los seis principios de la productividad simplificada:

  • Establecer límites, porque hacer una enorme cantidad  de cosas no es sinónimo de hacer algo significativo.
  • Elegir lo esencial, porque si puedes identificar las necesidades, puedes eliminar casi todos los deseos, que no son esenciales.
  • Simplificar (o eliminar lo no esencial), porque ceñirse a lo esencial es algo que trae grandes beneficios a largo plazo.
  • Enfocarse, porque la concentración es la herramienta más importante que tienes para ser eficiente.
  • Construir hábitos, porque los hábitos generan mejoras duraderas.
  • Empezar en pequeño, porque pequeños incrementos circunscriben la concentración, potencian la motivación, aseguran el éxito y los cambios graduales son duraderos.

La segunda parte del libro está orientada a ver cómo funciona todo lo anterior en la práctica y se abordan temas como:

  • Simplificar las metas y proyectos.  Con dos técnicas muy interesantes: el sistema de la meta única y la lista simplificada de proyectos.
  • Simplificar las tareas. Donde destaco el concepto de TMI o Tareas Más Importantes, algo que se ha convertido en fundamental para mí desde hace muchos años.
  • Simplificar el manejo del tiempo.  Donde se hace hincapié en el concepto de reducir antes de organizar.

Y algunos aspectos más prácticos y específicos como:

  • Simplificar el correo electrónico, limitando el número de bandejas de entrada que manejamos, limitando el tiempo que dedicamos al mismo o reduciendo el caudal de correos que gestionamos.
  • Simplificar el tiempo que dedicamos a Internet. Haciendo visible el uso que hacemos de Internet  y planificando (después del conocimiento viene la conciencia) cómo trabajar desconectados y mantenernos alejados de las distracciones.
  • Simplificar nuestro sistema de archivado. Potenciando el uso de la papelera y de la tecla “Supr” antes de construir un archivo efectivo.
  • Simplificar nuestros compromisos. Eliminar los compromisos no esenciales resulta decisivo (saber decir no) ya que nos dejará mucho tiempo libre, disminuirá nuestro nivel de estrés y nos permitirá concentrarnos en lo esencial.
  • Simplificar nuestra rutina diaria. Haciendo especial énfasis en las rutinas matinales y nocturnas y la fijación de hábitos de contrastada excelencia y eficacia.
  • Simplificar nuestro espacio de trabajo. Enfocándose en el orden físico, con frecuencia reflejo del orden mental, de nuestra mesa de trabajo, archivo, hogar, etc.
  • Simplificar nuestro ritmo. Toda una declaración de principios sobre la necesidad de aminorar la marcha, desacelerar para ir más rápido. Un tema muy interesante que también traté en Elogio de la lentitud.
  • Simplificar la salud y la buena condición física. No sólo como medida preventiva sino, más bien, como medida potenciadora de un buen estado de ánimo y de una  alta carga de nuestras baterías vitales.

Y, por si lo anterior no fuese suficiente, un interesante último capítulo dedicado a la motivación, a entenderla, a aprender a motivarnos a nosotros mismos y a mantener dicha motivación a lo largo del tiempo.

En definitiva, “El poder de lo simple” de Leo Babauta es un libro que no defrauda, que se lee fácil (son 250 páginas en la edición de bolsillo con una tipografía bastante grande) y que es una excelente base para la reflexión ya que toca muchos de los temas sobre los que se asienta la productividad personal o la gestión de la atención.

Sigo aprendiendo. Como dice Leo Babauta:

Fallar no es tan importante como volver a comenzar tras un fracaso y continuar durante mucho tiempo