Hablamos de… ¿Quién se ha llevado mi queso?


Las viejas creencias no conducen al nuevo queso”

Spencer Johnson

Este librito fue todo un boom recién iniciado el siglo XXI. La moda llegó a tal punto que las empresas regalaban ejemplares a sus empleados. Al menos a mis manos llegó de esta manera.

¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson habla del cambio y cómo lo gestionamos, los miedos y fobias que éste despierta y las consecuencias que tiene nuestro comportamiento frente al mismo.

El libro se lee de un tirón así que, no parece que expongamos más que una potencial pérdida de dos horas en el empeño. Pertenece a la modalidad de “fábula empresarial” (por mucho que el autor se invente una “prescindible” reunión de antiguos amigos como disparador y cierre del cuento) y describe la historia de dos ratones (Oliendo y Corriendo, Oli y Corri para los amigos) y dos enanitos (Kif y Kof) encerrados en un laberinto y a los que, de repente, se les termina su fuente de alimento: el queso.

La mayoría de la gente identifica el queso con el trabajo y de ahí su éxito en el mundo empresarial aunque, como se dice en la introducción de Kenneth Blanchard (autor de El ejecutivo al minuto),  el queso es una metáfora de lo que uno quiere tener en la vida, ya sea un trabajo, una relación amorosa, dinero, una gran casa, libertad, salud, reconocimiento, paz interior, o incluso una actividad como correr o jugar al golf”.

El hecho es que quería revisar el libro y lo he vuelto a leer hace poco para ver cómo “aguantaba el tirón”. El libro sigue siendo muy fácil de leer y merece las dos horas que le dediquemos a poco que reflexionemos sobre lo que dice.

Lo más interesante es que tiene, como mínimo, dos lecturas radicalmente opuestas:

1) La lectura positiva y amable del autor.

Spencer Johnson viene a decirnos que todo cambia continuamente (ya lo decía Heráclito muchos siglos atrás) y que debemos preparados para cuando desaparezca nuestro queso. El queso es lo que nos hace felices, según él, pero también se acaba.

El libro es grosero en su planteamiento, nos presenta las conclusiones en cartelitos (como si fuéramos imbéciles) y literariamente no vale un pimiento.

A pesar de lo anterior, puede servir como herramienta de motivación y, básicamente, estoy de acuerdo con el autor (es difícil no estarlo) ante aseveraciones tales como:

Cuanto más importante es el queso para uno, más se desea conservarlo.

Si no cambias, te extingues.

¿Qué harías si no tuvieras miedo? Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre.

Huele el queso a menudo para saber cuándo empieza a enmohecerse.

Avanzar en una dirección nueva ayuda a encontrar un nuevo queso.

Imaginarse disfrutando del queso nuevo antes incluso de encontrarlo conduce hacia él.*(auténtico mantra de la autoayuda)

Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el nuevo queso.

Es más seguro buscar en el laberinto que quedarse de brazos cruzados sin queso.

Las viejas creencias no conducen al nuevo queso.

Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria.

Notar enseguida los pequeños cambios ayuda adaptarse a los cambios más grandes que están por llegar.

 

o el “resumen” de la fábula (de nuevo bien explícito para asegurarse de que le “pillamos”):

El cambio es un hecho

El queso se mueve constantemente

Prevé el cambio

Permanece alerta a los movimientos del queso

Controla el cambio

Huele el queso a menudo para saber si se está enmoheciendo

Adáptate rápidamente al cambio

Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se disfruta del nuevo

¡Cambia!

Muévete cuando se mueva el queso

¡Disfruta del cambio!

Saborea la aventura y disfruta del nuevo queso

Prepárate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez

El queso se mueve constantemente.

 

2) La lectura de los “conspiracionistas”.

El libro se hizo tan famoso que hubo un gran debate sobre su contenido. Incluso se escribió un anti-libro, “Yo me he llevado tu queso” de Darle Briston-Bovey, poniendo a parir esa autoyuda que no ayuda.

Pero la gran crítica al libro es que precisamente se convirtió en herramienta de managers y directivos para manipular a sus empleados y prepararles para unos “cambios de queso” importantes (el libro se escribió en pleno pinchazo de la burbuja de las .com).

Sinceramente tiendo a aplicar la navaja de Ockham y considerar que la teoría más simple tiene más probabilidades de ser cierta que las que versan sobre complicadas conspiraciones. Aún así no descarto que haya quien esté interesado en determinados “cambios de queso”.

En definitiva, el libro me parece un libro sobrevalorado aunque útil como herramienta de motivación. No obstante tras la motivación debe haber un sujeto preparado y una oportunidad real si queremos que de una “pérdida de queso” salga algo bueno.

Aconsejo leerlo (o releerlo) principalmente porque estamos en una época donde el queso está desapareciendo a manos llenas y en un país donde, cada vez más, huele a podrido… ¿será que el queso es Roquefort?