La imperiosa necesidad de comunicar

“No son las montañas las que hemos de conquistar sino a nosotros mismos”
Sir Edmund Hillary
Investigando un poco más sobre el estrés llegamos a la conclusión de que éste no sólo se produce por sobrecarga de tareas (tema del que se encarga con mayor o menor fortuna la productividad personal) sino que también se da cuando sentimos emociones que no somos capaces de verbalizar. No es fácil comunicar.
No será la primera vez que oímos frases como “no es bueno guardarse las cosas” o “no te lo quedes todo dentro”, etc. El problema es que la solución no siempre es sencilla ¿o sí?
No sé si os ha ocurrido a vosotros pero cuando nos enfadamos con alguien, si no lo hablamos, comenzamos a darle vueltas y vueltas y cada vez magnificamos más la situación y nos sentimos peor. Es un espiral peligrosa y que se realimenta.
Cuando por fin encontramos el momento de hablarlo, aunque no se solucione realmente nada, solemos tener una sensación de desahogo y de tranquilidad. Es “como si nos quitáramos un peso de encima”.
Pues bien algunos estudios científicos de neuropsicología van revelando las razones que la sabiduría popular ya intuía desde hace mucho. El motivo es que, para verbalizar algo, necesitamos usar el hemisferio izquierdo del cerebro ya que es en este hemisferio donde se encuentran localizados los centros del lenguaje.
Pero la clave está en que este hemisferio es también el centro de las emociones positivas y que al pasar cualquier emoción por el filtro del hemisferio izquierdo (verbalizándola, describiéndola) se elimina mucha de la negatividad que la emoción pudiera contener.
¿Y a mí que me importa?
Pues debería importarte porque gestionar tus emociones lleva al autocontrol y al autoconocimiento, habilidades que seguro que no aparecen en ningún currículum pero que no tardarán en hacerse presentes (o evidenciar su inexistencia) en unas cuentas sesiones de trabajo o convivencia.
De lo que hablo no es nada nuevo, es el tan recurrido recurso al “habladlo entre vosotros” o “¿tomamos un café? con el que se han tratado y resuelto tantos y tantos asuntos. No obstante, en este mundo de Internet, redes sociales y falta de tiempo para todo a veces no os posible el cara a cara…
Pues bien, entonces integra en tu GTD la acción que ya te sugerí en el artículo “Inteligencia emocional o revisiones GTD” o, simplemente, cómprate un cuaderno y un bolígrafo con los que te sientas a gusto y escribe un diario.
Un diario personal no es algo exclusivo de adolescentes sino que es una herramienta de control emocional que facilita verbalizar nuestras emociones y, como venga diciendo, eliminar buena parte de su negatividad al hacerlo.
La comunicación es posible también con uno mismo.
Si tienes problemas de control emocional, pruébalo. Yo lo he hecho y funciona. De cualquier modo, el precio de los ejercicios que te propongo no va más allá del papel, boli y un poco de tiempo y voluntad. Demasiado poco para lo que puedes obtener con ellos.