La procrastinación es un síntoma

Todos hablan mal del tiempo pero nadie hace nada por arreglarlo

Mark Twain

No había hablado aún sobre la procrastinación, el archienemigo de la productividad y creo que es justo dedicarle alguna que otra entrada al tema porque es importante.

¿Qué es la procrastinación?

Según la definición de la Wikipedia, “La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.”.

En este punto he de confesarme procrastinador. Durante toda mi vida he procrastinado, al menos en ciertas facetas de la misma. Ya desde los tiempos de estudiante, estudiaba el último día antes del examen para acabar “vomitando” conocimientos en la hoja en blanco, conocimientos que se iban a la misma velocidad que habían llegado.

¿Por qué procrastinamos?

No hay peor cosa que hacer algo mal y obtener buenos resultados. Mis calificaciones siempre han dicho que era un estudiante bastante por encima de la media así que ¿por qué cambiar? Y es que la procrastinación a veces tiene premio:

– A veces llegas a un examen con los conocimientos “cogidos con alfileres” y caen las preguntas que mejor controlas, o nieva y el examen se suspende o vete tú a saber qué.

– Cuando no haces algo en el trabajo, a veces aparece otra persona toma las riendas de la situación y resuelve el entuerto.

– Si tienes un problema y esperas más información a veces el problema se resuelve por sí mismo.

– A veces, si no das tu opinión evitas discusiones y tremendas trifulcas en el trabajo, la familia o con tu pareja.

– Si tardas mucho en comprarte este portátil que necesitas, el mercado te premia con una rebaja de precios, una promoción, etc. Lo que deriva en que acabas adquiriendo el producto deseado a un mejor precio.

En cierto modo, nos comportamos como el ludópata que apostó una vez a la ruleta y ganó y eso le permite justificar su comportamiento posterior  mediante el que está arruinando su vida (y la de los que le rodean).

Sea como fuere, todo esto hace que se vaya formando el hábito de procrastinar. Porque, sí, es un hábito y como todo hábito se forma porque mentalmente lo asociamos a una gratificación. En ocasiones, el hábito se transforma en adicción y recurrimos a él metódicamente como vía de reducción temporal de la ansiedad asociada a determinadas tareas.

La procrastinación, en el peor de los casos, contribuye a reducir la tensión de algo que nos amenaza o agobia lo que ya es en sí mismo una gratificación.

Otra cosa es que la procrastinación suponga, a largo plazo, una mayor tensión o un agobio permanente que no nos permita disfrutar ni de nuestro tiempo de ocio porque pende sobre nuestro subconsciente cual espada de Damocles. Pero como nuestra mente nos invita a pensar en el corto plazo, optamos por la procrastinación o la postergación metódica de nuestras tareas sin pensar más allá.

¿Qué consecuencias tiene la procrastinación?

En función de lo arraigado de este nefasto hábito, las consecuencias pueden ser tan dramáticas como la pérdida de tu trabajo, amistades o problemas psicológicos más profundos derivados de las consecuencias de procrastinar.

Como os decía al principio, dejar para el último día del examen el estudio de una materia es una actitud contraproducente aunque el resultado sea una matrícula de honor. El resultado será que tras unas pocas horas, días o semanas (no más) no has aprendido nada sobre la materia de estudio… ¿tiene sentido? Se supone que has estas ahí para aprender ¿no?

Postergar la realización de un informe que tienes que hacer deriva, o bien en un informe de peor calidad hecho a todo correr, o en el incumplimiento a la hora de entregarlo. En ambos casos, las consecuencias pueden ser muy negativas y lo normal es que si se produce repetidamente (y se producirá ya que hablamos de hábitos y adicciones, algo que conlleva la repetición en su misma esencia) acabe en un despido o algo similar.

¿Qué hacer para librarme de la procrastinación?

La buena noticia es que se pueden hacer cosas. La mala es que no son sencillas. Lo primero es determinar tus patrones de procrastinación. El experto Neil Fiore en su libro Hazlo ahora expone su interesante teoría de que la procrastinación no es una causa o efecto sino más bien un síntoma. ¿Un síntoma de qué? Neil subraya tres posibles causas de la procrastinación:

– El miedo al fracaso. La sociedad nos enseña muy pronto que la consecuencia de finalizar un proyecto o tarea es la crítica de la misma por parte de quien nos la ha encomendado. En el ambiente laboral se sigue criticando metódicamente y la gratificación de cualquier tipo es prácticamente inexistente. Por lo tanto, si lo que obtengo habitualmente por hacer algo son críticas y nunca refuerzos ¿para qué hacer nada?

– El miedo a ser imperfectos. Muchísima gente comete el error de creer que es lo que hace. Yo no soy consultor, trabajo como consultor pero soy Rubén. Y eso, es mucho más amplio que mi labor como consultor, como ingeniero, etc. Si asociamos nuestro ego (cuánto daño hace el maldito ego) a nuestra tareas, cualquier comentario sobre las mismas será equivalente a hacerlo sobre nuestra persona.

Si nosotros nos creemos perfectos, nuestras tareas deberán serlo igualmente y cualquier resultado que no sea ese será un ataque directo a nuestra propia persona. El perfeccionismo paraliza porque nunca nada será lo suficientemente bueno como para no poder mejorarse. Por lo tanto, procrastinamos para no someter al juicio de nadie nuestro trabajo.

– El miedo a las expectativas imposibles. Curiosamente también se puede morir de éxito. Por ejemplo, si estudio una nueva carrera mientras trabajo eso me llevará a pedir un aumento o cambio de puesto en mi empresa. Si esta me lo deniega, esto me llevará a dejar mi trabajo. Si dejo mi trabajo, esto me llevará a un cambio de domicilio, etc. Si lo que hago, aunque sea excelente implicará “problemas” prefiero postergar y nunca empezar nada. La proyección de futuro, aún siendo positiva, puede aniquilar cualquier intento de iniciar nada en el presente.

Empieza,por lo tanto, por identificar cuándo procrastinas y trata de determinar las causas últimas de tu procrastinación.

Si encuentras más causas que las expuestas me encantaría que las compartieras aquí.