La revisión extraordinaria de vacaciones

Me gusta viajar. Algunas veces lo he hecho en solitario y los últimos años con mi pareja. Poco a poco voy “conociendo mundo”: Francia, Portugal, Estambul, La Habana, Uruguay, Buenos Aires, Miami, Rumanía, Tailandia, Roma, Praga, Viena, Bratislava, Budapest, Milán, Turín, Génova, Florencia, Venecia, Pádua, Verona, Bérgamo, París, Bélgica, Amsterdam, Berlín, Potsdam, Poznan, Varsovia, Cracovia, Eslovenia, Helsinki, Letonia, Lituania son algunos de los países y ciudades que he podido visitar. Y también España, claro está.
Para mí, vacaciones es sinónimo de viajar desde hace ya muchos años. Respeto al que se va quince días o un mes a la playa pero, mientras pueda, no lo haré. Además viajar, para que mínimamente sea considerado como tal, en mi caso supone buscar todo por mi cuenta, desde los vuelos, al transporte interno, pasando por los hoteles y terminando en la lista de sitios que visitar. Este año ampliaré Portugal, conociendo Oporto, Braga, Coimbra y repitiendo la visita ya añeja a Lisboa, Sintra, Cascais, Estoril, etc.
Viajar es también sinónimo de desconectar. Un cambio de país, de idioma, en ocasiones de arquitectura y cultura constituye un paréntesis necesario en mi vida. Y la clave para desconectar está en:
- Una buena planificación previa al viaje.
- Una revisión extraordinaria de mis tareas, proyectos y metas.
La planificación previa al viaje.
Es necesario tener un plan para luego poder saltártelo. Esto es una de las leyes de la productividad que cumplo a rajatabla. En esta fase entran muchas consultas por Internet a buscadores de vuelos y hoteles, páginas de sitios que ver, foros de viajeros, compra y lectura de guías de viaje, reservas por internet para evitar colas, incluso en alguna ocasión, aprender las nociones básicas del idioma del país que visitas.
Haciendo esto disfruto de los viajes doblemente: previamente al viaje y durante el mismo.
La planificación previa al viaje la trato como un proyecto GTD. Desgloso todas estas tareas y las voy ejecutando durante los meses previos al viaje porque, si no, a última hora resulta demasiado agobiante. Dedicando una hora al día durante veinte días, por decir algo, puedes planificar perfectamente un viaje de dos o tres semanas.
Me suelo llevar un par de libros en inglés para las vacaciones con el objeto de “quitar el óxido” al idioma que se convertirá en mi herramienta de referencia y… ¡a volar!
La revisión extraordinaria.
Las revisiones son un elemento fundamental en cualquier sistema de productividad personal. Si no las haces, simplemente tu sistema se desmorona como un castillo de naipes. Normalmente se aconseja hacer revisiones a tres niveles: diaria, semanal y anualmente. Simplificando, cada una de estas revisiones se centra en: tareas, proyectos y metas u objetivos.
Bien, pues mi consejo es que, cuando quieras desconectar, y las vacaciones nos deberían servir para eso, hagas una revisión extraordinaria.
El objetivo fundamental de la revisión extraordinaria es capturar o recopilar todo lo que está pendiente y anotarlo. En mi caso esto suele concretarse en:
- Revisar todas las notas que tengo manuscritas en un cuaderno que llevo a todas partes y asegurarme de que nada queda olvidado en ese cuaderno. Lo anoto todo en un nuevo documento y hago una gruesa raya al final de mi cuaderno.
- Revisar en mi Outlook las reuniones que he tenido en las últimas dos semanas y hacer memoria para verificar que no hay tareas pendientes sin anotar producto de esas reuniones.
- Revisar mi sistema de productividad y ponerlo al día: elimino lo completado, registro todo lo anterior, me aseguro de que todas mis tareas están enunciadas de la mejor manera posible, reviso mis proyectos y hago balance de mis áreas de responsabilidad y metas.
Con esto y mi planificación del viaje, tengo más que suficiente para disfrutar las próximas dos o tres semanas y olvidarme totalmente de mi trabajo, de “mi mundo”, si prefieres, porque las actividades personales quedan igualmente suspendidas.
Durante el tiempo que dure mi viaje, no uso ningún sistema de productividad ni nada parecido y trato de hacerme fuerte en mi “castillo” evitando al máximo las entradas (mail, whatsapp, etc.) que pueden traer a mi cabeza mi realidad habitual.
Como disto mucho de ser perfecto, si algo llama mi atención bien sea algo relacionado con mi trabajo o, por ejemplo, algo que me da una idea para escribir en el blog, lo que hago es mandarme un email a una dirección que no consultaré hasta mi vuelta. Capturo para olvidar (que siempre será mejor que beber para olvidar).
A mí me funciona, te animo a que lo pruebes. Haz tu revisión extraordinario como última tarea planificada antes de irte de viaje. Si no, puedes seguir trabajando durante las vacaciones y volver más estresado de lo que te fuiste.
El único problema que he tenido hasta el momento con este sistema es que, en ocasiones, he desconectado demasiado y la vuelta ha sido jodida. Mis dos viajes más largos en solitario: Rumanía y Tailandia, de un mes de duración, tuvieron vueltas duras. El primero porque conocí de manera inesperada a personas muy especiales y tuve muy buenas experiencias que me dejaron con ganas de seguir ahí; el segundo porque, aparte de convivir unos días con mi amigo Alejando que vive en Tailandia como el comandante Kurtz, aislado junto al Mekong, todo allí fue muy diferente: arquitectura, gente, comida, manera de ser y comportarse, etc.
Bueno, la entrada llega a su fin y solo me queda desearos unas felices vacaciones a los que os vayáis (u os hayáis ido) ya y un placentero aterrizaje a vuestra vuelta. Al resto, no os olvidéis de hacer vuestra revisión extraordinaria cuando os toque. Hasta entonces, paciencia.