Pónle números a tu intuición: la matriz de prioridades

“
Cada vez que dices que sí a algo que no tiene importancia, estás diciendo que no a algo que sí la tiene”
Robin Sharma
Un aspecto sobre el que, en mi opinión, no se incide lo suficiente es la manera de tomar decisiones. Escribí sobre ello hace unas semanas en “8 etapas de la toma de decisiones en grupo”.
Tomamos cientos de decisiones diariamente y simplificar el número de las mismas es un ejercicio necesario de minimalismo. Nuestra mente se agota tomando decisiones y, si éstas son muchas y nuestro proceso mental es de baja calidad, acabaremos el día con las baterías bajo mínimos.
Centrándome en cómo tomar decisiones de calidad, me gustaría proponer un pequeño caso práctico. Supongamos que quiero o necesito ir al peluquero.
¿Cuáles son los objetivos que persigo con ello?
La toma de decisiones siempre debe ir en función de unos objetivos que pretendemos alcanzar mediante la elección correcta. Supongamos que lo que pretende conseguir, o lo que yo más valoro en el simple hecho de cortarme el pelo, es lo siguiente:
- Ir a la moda. Hay gente que lleva incluso una foto recortada de las revistas para que le pelen igual.
- Que el corte sea artesanal, es decir, que me corten a tijera y no con maquinilla eléctrica.
- Que el trato sea personalizado. La confianza, cuando se trata de tu aspecto personal, es un factor a considerar.
- El precio. Al final, en algo tan práctico y habitual, también me interesa mirar la salud de mi bolsillo.
Tenemos, por lo tanto, cuatro objetivos y barajo tres alternativas:
- Una escuela de peluquería que han abierto recientemente. El precio es barato porque, en cierto modo, haces de conejillo de indias de los alumnos.
- Una peluquería muy cool de la cadena de peluquerías de VidalGuasón, afamado estilista de las estrellas.
- La peluquería “Pepe” donde se han cortado el pelo tu abuelo y tu padre y donde, por esa extraña tradición familiar, te llevaban a ti cuando eras crío.
Con todos los elementos sobre la mesa, vamos a analizar de manera “racional”, la decisión que tomaremos. En primer lugar, debemos otorgar a los objetivos un orden de importancia. En mi caso he decidido ordenar de los cuatro objetivos de la siguiente manera:
- Trato personalizado.
- Precio más bajo.
- Corte artesanal.
- Ir a la moda.
Evidentemente, tanto la elección de los motivos u objetivos como la importancia de los mismos es algo totalmente subjetivo. En segundo lugar voy a dar un peso a cada objetivo, directamente proporcional a la importancia que acabo de determinar:
- Trato personalizado. Peso: 4
- Precio más bajo. Peso: 3
- Corte artesanal. Peso: 2
- Ir a la moda. Peso: 1
En tercer y último lugar, voy a cruzar en una matriz, los objetivos con las alternativas que tengo. Para cada alternativa voy a puntuar de 1 a 10 su conveniencia respecto al objetivo en cuestión y multiplicaré el resultado por el peso del mismo. Obtendríamos algo así:
¿Cuál es el resultado?
Pues bien, el resultado es que iré a la peluquería “Pepe” porque es la que mejor se adapta a mis requerimientos (objetivos, motivos, causas o como quieras llamarlos).
Esta técnica, denominada “matriz de prioridades” es algo tremendamente sencillo que podemos aplicar a cualquier entorno donde tengamos que tomar una decisión o seleccionar entre varias alternativas. Se utiliza en entornos creativos donde tras unas etapas determinando las causas de un problema, pasamos a fases posteriores donde evaluamos diferentes alternativas para dichas causas.
No obstante, su utilidad supera este escenario y la hace ideal para usarla, por ejemplo, en GTD evaluando qué proyectos contribuyen más a conseguir nuestras metas.
Párate a pensar en tus metas, ponles valor y evalúa las alternativas. Ponle números a elecciones que haces mediante la intuición. Ojo, no te pido que elimines por completo la intuición pero sí que hagas este simple ejercicio que estoy seguro que no lo venías contemplando. La vía racional sumada a la vía emocional convertirá tu proceso de toma de decisiones, sin duda, en algo más potente.