Personajes improductivos (II): el pelota, el irresponsable, el veterano y el inepto.

Durante tu vida laboral te vas a encontrar con estos personajes en repetidas ocasiones. Algunos resultan más tóxicos que improductivos. En cualquier caso un ambiente tóxico es el caldo de cultivo ideal para la total ineficiencia laboral.

Conocerlos es la base para vencerlos:

5. El pelota o manipulador

El pelota es un personaje sibilino ya que te va a decir lo que quieres oír. El problema es que puede que sea verdad o no. Y el pelota no va a discriminar, si cree que tiene algo que ganar peloteándote cantará tus bondades siempre que pueda. Si te crees todo lo que dice acabarás jodido.

La alianza entre un pelota y un jefe inseguro o inepto puede ser una bomba de relojería en una organización. El fatídico tándem puede hacer carrera a costa de dejar la empresa sembrada de cadáveres. Quienes creyeron al pelota habrán colocado a una persona ineficiente en un puesto de responsabilidad (que no tardará en recompensar a su fiel escudero, el pelota). Posiblemente para cuándo se den cuenta de su error sea demasiado tarde.

Desconfía de las buenas palabras, sobre todo cuando no son solicitadas. Dicen los clásicos que los halagos debilitan. Ante el poder embaucador del pelota sólo funciona la mente fría y la autocrítica sincera.

6. El irresponsable o pasota

El pasota es el último de los personajes con los que te gustaría toparte si tienes que trabajar en equipo (y salvo que seas un eremita, tendrás). No admite ni plazos, ni metodologías ni consejos de ningún tipo. Simplemente va a su puta bola.

El pasota, si no tiene un cargo, suele acabar en la cola del INEM. El problema se multiplica cuando, dios sabe cómo, el pasota ha llegado a ser jefe y tú estás a su cargo. El pasota jamás va a sacar la cara por ti da igual lo bien o mal que lo hagas así que procura no meterte en discusiones bizantinas con otros departamentos.

No existe solución mágica ante un pasota. Si es compañero tuyo, trata de que te toque colaborar con él lo menos posible, si es tu jefe.. consuélate con que cuándo le pidas algunos favores, por puro pasotismo, también accederá. Como suele decirse, el que no se consuela es porque no quiere.

7. El veterano o superviviente

El veterano es alguien que peina canas y se viste por los pies. Se murmura que se perfuma con Varón Dandy aunque se desconoce dónde coño la consigue. Esgrime su antigüedad como arma multiusos y jamás reconocerá méritos de persona que no lleve x años en la empresa, tendiendo x a veinte o más años (o incluso a infinito).

Muchos veteranos son agresivos. Vieja escuela. Una especie del sargento mayor de “La chaqueta metálica” en versión patria. Muchas veces los encontrarás como mano derecha de un inepto o servirán de fuerza de choque a un manipulador.

Para ellos, cualquier tiempo pasado fue mejor y ya no se hacen las cosas como antes (ni se te ocurra añadir por lo bajini “afortunadamente”). En realidad, son personajes que no han hecho nada notable en su vida y su conocimiento se limita al adquirido el primer año, algo que han venido repitiendo durante los últimos cuarenta.

Los veteranos saben moverse en la dirección que sopla el viento. Si no, no habrían llegado a veteranos. Se arrimarán al ascua que más caliente. Si te los ganas, pueden ser un aliado o, al menos, dejar de ser un enemigo.

8. El inepto o inútil total

Siguiendo el principio de Peter, cualquier persona es ascendida en una organización hasta el puesto en el que ya no es eficiente. Por lo tanto, no te extrañe que el inepto pueble los escalafones más altos de las organizaciones. El que no lo era, se ha convertido.

Dar poder a un inepto es más peligroso que dar una pistola a un mono. Los ineptos, para defender ese escalafón desde el que demuestran su necedad, echan mano de cualquiera de los otros personajes para mantener su estatus.

Los ineptos son un lobby de facto contra la meritocracia y suelen potenciar el servilismo. De hecho su servilismo en lo que les mantiene vivos en sus puestos. Servilismo y eficiencia nunca han sido buenos amigos. Salir corriendo como pollos sin cabeza cumpliendo órdenes del inepto suele derivar en una organización ingobernable.

Habitualmente son protegidos de alguien importante o se mantienen en sus puestos por la ausencia del mismo por lo que a ellos les importa un comino algo que vaya más allá de su estómago (agradecido). No hay estrategia válida. Es un “o ellos o tú” y, lamentablemente, sueles ser tú.