Piensa de otra manera

Piensa de otra manera
¿Por qué gente menos preparada triunfa en la vida mientras los más altos coeficientes intelectuales quedan atrapados en el camino? ¿Hemos recibido la educación idónea? ¿Estamos a tiempo de reciclarnos?

Prácticamente hasta los años noventa, todo en lo relativo a la educación gravitaba sobre el pensamiento lógico y el cociente intelectual. Mucha memorización y poca subjetividad o capacidad de análisis y crítica.

Históricamente se nos ha medido por las calificaciones que obteníamos en la escuela y el orgullo paterno siempre ha sido alardear de la cantidad de sobre salientes que mi niño saca en el cole.

No obstante algo falla cuando esas personas, objetivamente brillantes, se hacen adultos y no triunfan en la medida esperada en la vida real viéndose adelantados por personas “menos brillantes” que ocupaban los últimos pupitres de la clase.

Allá a principios de los noventa, surgen dos autores que con su afán divulgativo revolucionan el panorama de la inteligencia tal y como la veníamos entendiendo hasta ese momento: Edward De Bono y Daniel Goleman.

El primero acuña un término por el que se ha hecho mundialmente famoso: el pensamiento lateral. Si asociamos al pensamiento lógico un sentido vertical, al pensamiento lateral deberíamos asociarle el sentido horizontal.

De Bono afirma en su introducción: “La inmensa utilidad y efectividad del pensamiento lógico puede aumentarse aún más con las técnicas del pensamiento lateral, que reduce la rigidez de un encadenamiento exclusivamente lógico de las ideas”. Por lo tanto, lo que nos propone no es una deconstrucción del modelo educativo vigente (desgraciadamente vigente y prácticamente inalterado hoy en día, bien entrado ya el siglo XXI). Más bien propone una adicción o complemento necesario a este modelo tradicional.

En mis experiencias en talleres de escritura te das cuenta de las limitaciones que tenemos en la sociedad occidental en cuanto a la creatividad. He trabajado con otros aficionados y todas las historias que surgen, por norma, son planas y sin ningún interés. La buena noticia es que la creatividad nos es un don mágico sino que puede trabajarse. Es cierto que los adultos deberemos hacer un esfuerzo adicional que podríamos habernos ahorrado si nos hubieron enseñado a pensar lateralmente en edades más tempranas para que tales técnicas y hábitos estuviese integradas “de serie” en nosotros.

Como curiosidad, algunos profesores con experiencia internacional confesaban que las historias que surgen de alumnos latinoamericanos son muchos más frescas, sinceras y originales que las de alumnos españoles, en general. Debe ser la demostración empírica del dicho que reza “la necesidad agudiza el ingenio”…y el pensamiento lateral, podríamos añadir.

Por otro lado, Daniel Goleman acuña el término inteligencia emocional, otro aviso a navegantes para la educación tradicional aunque, al igual que De Bono, Goleman propone un modelo complementario y no sustitutivo.

Si el primero se centra en una serie de técnicas para desarrollar y asimilar el pensamiento lateral, Goleman parte de una serie de estudios neurobiológicos para explicar que existe algo más en el cerebro que la zona regida por el córtex y que tradicionalmente asociamos al razonamiento. Existe otra zona neurológicamente asociada al hipotálamo y a la amígdala que rige las emociones y los impulsos y que forma parte indisoluble tanto del cerebro como de nuestro comportamiento ordinario.

Asimismo, Goleman muestra los resultados de numerosos estudios realizados en EEUU que vienen a concluir que personas con un C.I. elevado, tras años de seguimiento, no han conseguido triunfos vitales objetivamente mayores al resto de encuestados de lo que concluye que es necesario incluir otra serie de parámetros en la ecuación.

En la actualidad las ideas de estos dos divulgadores (me parece injusto asignarles el mérito únicamente a ellos cuando ha habido muchísimos investigadores necesarios para llegar a estas conclusiones) se han plasmado en términos tan familiares como Brain Storming o tormentas de ideas o el incipiente coaching.

Precisamente el coaching, en mi opinión, constituye ya un puente con la tercera parte de “Marca la diferencia” lo que hemos denominado el Alma o lo que sentimos y, por tanto, lo abordaremos (junto con otros temas) en el tercer gran bloque temático de MLD.