Principios de la PNL (I)

Estaba leyendo material relativo a la  Programación Neuro Lingüística (PNL) y quería compartir algunas de las que son las premisas básicas, o los supuestos, en los que se basa buena parte de su enseñanza.

Revisándolos, podemos darnos cuenta de cómo estos supuestos, en muchos casos, se han extendido a otras disciplinas y forman un todo interrelacionado con temas como pueden ser el liderazgo, el tan en boga coaching o la misma productividad.

En fin, repasemos algunos de estos presupuestos de la PNL, a ver qué os parecen:

01) El mapa no es el territorio

Este concepto se refiere a que la realidad es, por fuerza, diferente a lo que nosotros registramos de ella. Algo bastante lógico si tenemos en cuenta lo limitado de nuestros sentidos en relación al bombardeo constante de información que recibimos del exterior.

Todos hemos visto esos documentales de National Geographic donde se nos explica la diferencia entre la visión de un reptil, de un león y de un humano. LA PNL va más allá y nos dice que la diferencia sensorial entre humanos también existe. Por ejemplo, es posible que varias personas, al entrar a un museo, se fijen en cosas diferentes: el artista se fijará en los cuadros, el arquitecto en el diseño del edificio y, yo, en las azafatas

Por lo tanto, cada persona lleva incorporado un mapa diferente de una realidad común, de ahí la expresión “el mapa no es el territorio”. La PNL nos dice que las personas tenemos una especie de cedazo o filtro que deja pasar sólo aquello en lo que estamos “interesados”.

Estos filtros son construidos por nuestros valores y creencias, recuerdos, decisiones y nuestro bagaje cultural, entre otras cosas.

Recuerdo una visita que hice a Estambul y una imagen que aún hoy tengo muy presente. En medio de una de las céntricas calles de la ciudad turca, un bebe desnudo en el suelo, llorando y la gente pasando a su alrededor, como si nada. Yo me quedé bastante afectado. Es algo que no encajaba en mi “mapa” ni era admitido por mis “filtros”.

Esa experiencia me “endureció” y pasó, poco a poco, a formar parte de mi mapa y así pude asimilar, de manera menos traumática, experiencias fuertes en países como Cuba o Tailandia. Aún así, estoy seguro que en la India las pasaría canutas.

Si admitimos que cada uno tenemos un mapa del territorio, podemos deducir que la comunicación entre personas sería mucho más fácil si conociésemos el mapa del otro y moduláramos nuestro mensaje de manera  acorde a dicho mapa.

Personalmente, todo lo anterior me suena “bastante bien” e, intuitivamente, creo que es coherente. Digo esto porque muchos han catalogado a la PNL como una secta de farsantes o una herramienta para manipular a las personas en pos de la propia conveniencia.

De momento, ni entro ni salgo en estos juicios ya que considero que no tengo la suficiente experiencia al respecto.

02) Reaccionamos siguiendo nuestro mapa del mundo

Como consecuencia del concepto anterior tenemos éste. Claro, si nos formamos un mapa es para usarlo y usamos un mapa cuando estamos perdidos o, lo que es lo mismo, ante algo nuevo.

En el mundo de la escritura de guiones se usa una expresión para ilustrar los problemas del personaje con su mapa: como pez fuera del agua. Muchas películas se estructuran en base a esta premisa. No sé si recordáis, por ejemplo, la obra de Mark Twain “Un yankee en la corte del Rey Arturo”. Precisamente creo que es un ejemplo de mapas confrontados marcando las diferencias no sólo de época (entre la modernidad y medievo) sino también entre americanos e ingleses con la fina ironía que caracterizaba a Twain para hacer crítica social y entretener, a partes iguales.

También es muy significativa la diferencia entre los mapas de un niño y un adulto. Eso que denominamos “bendita inocencia” no es sino un mapa menos “filtrado” o explorado. Donde nosotros vemos peligros el niño ve “juguetes”. Por eso se acerca a ese perro peligroso y lo acaricia. Si el perro le mordiese, esa experiencia se incorporará a su mapa y la siguiente vez filtrará perro como “peligro”. Y ese filtro se activará aún con el perro más manso que hayas conocido; recuerda que el mapa no es el territorio.

Ahora bien, de los dos anteriores conceptos me surge una pregunta interesante: si somos capaces de redibujar nuestro mapa o variar nuestros filtros ¿seremos capaces de modificar nuestra conducta? La respuesta no es fácil pero experimentos sobre control de impulsos y emociones indican que tenemos un cierto poder de modular nuestra respuesta.

La inteligencia emocional que también trata estos temas no es tan optimista como la PNL así que el debate queda abierto. Iremos viendo diferencias entre ambas.

03) Si lo que haces, no funciona, ¡cámbialo!

Terminaré hoy con este tercer supuesto que, a pesar de su evidencia, seguimos ignorando metódicamente. En muchísimas ocasiones malgastamos nuestro tiempo dándonos cabezadas contra la pared porque los otros no hacen lo que queremos. Y en lugar de plantearnos si nosotros tenemos algo de responsabilidad en no conseguir lo que pretendemos, seguimos intentando que los otros se adapten a nosotros.

En el mundo de la empresa ocurre con demasiada frecuencia que estamos encabronados con nuestros compañeros pero no encontramos el momento de parar, levantar la cabeza, tomar aire y exponer lo que nos ocurre y tratar de solucionarlo. Tampoco solemos encontrar tiempo para analizar los motivos de algo que no ha funcionado. Es más cómodo culpar al otro; o culparme a mí mismo (victimismo).

Creo que este concepto sería utilísimo, a todos los niveles, si lográsemos aplicarlo.

Quiero acabar con una reflexión: cuando hablábamos del propósito de las técnicas de productividad, decíamos que este propósito era tener la mente clara (la mente como el agua). Esto es lo que nos va a permitir aplicar este presupuesto de la PNL, el hecho de tener tiempo para pensar en lo importante, por encima de lo urgente.

Y es que, todo está relacionado. O al menos, así lo veo yo.