Reflexiones sobre dospuntocerolandia

Tu marca es lo que dicen de ti cuando no estás en la habitación

Jeff Bezos

A veces, leer a Andrés Pérez Ortega es como recibir un golpe en la boca del estómago. El otro día en su entrada “Los followers no son los padres” hablaba, en definitiva, de la falta de contenido que existe en dospuntocerolandia, a pesar de los miles de tweets y entradas en blogs que se lanzan diariamente. Hay mucha gente tratando de llamar tu atención pero ¿merece la pena lo que pueden ofrecerte?

Llevo un tiempo un poco de bajón con esto del blog. Sé que son etapas. Y también sé que hay que pasarlas. Como decía Robert Frost: “Todo lo que he aprendido en esta vida se resume en dos palabras: sigue adelante”. Lo cierto es que, a veces, siento que formo parte de una gran red de gente que, cuanto más grande es, más vacía está.

Quiero pensar que, como decía Jeff Bezos (fundador de Amazon) a la gente le gusta influenciar, influir en las decisiones de otras personas. Al fin y al cabo, un retweet de algo que consideras interesante, una entrada en forma de decálogo que es compartida, no deja de ser una forma de obtener un reconocimiento. Efímero pero reconocimiento.

Y tras todo eso, como analiza con acierto Francisco Alcaide en su libro “Aprendiendo de los mejores”, quizás se esconda una búsqueda de aprecio, de un cierto cariño, que no es sino una manera de cubrir nuestra necesidad de socializar, en definitiva, de sentirnos queridos.

Sea como fuere,  creo que las razones de la mayoría de la gente son mucho más espurias.

Hay un montón de “attention whores”  tratando de conseguir relevancia en las redes (en forma de followers, PageRank, etc.) sin pretender aportar nada de valor. En algunos casos que conozco, su principal motivo es alimentar un ego descontrolado ya que, desgraciada o afortunadamente, en España, con lo que ingresa un blogger poco más se puede alimentar.

Por otro lado, hay un grupo de personas que me llaman mucho la atención. Son aquellas que basan su negocio en enseñar cómo montar un negocio. Son como los autores de libros del tipo “Hágase millonario en una semana haciendo…” y  son los únicos que terminan ganando dinero. Juegan con las ilusiones y sueños de la gente y se lucran con ello, conociendo a ciencia cierta que ninguna de sus “alumnos” conseguirá ningún beneficio (mucho menos ser millonario).

Una cóctel explosivo de community management, libertad financiera (concepto divulgado por el ínclito y omnipresente Robert Kiyosaki) y marketing de chichinabo.

El último grupo es el de los verdaderos “profesionales”. Este grupo, también numeroso, suele adolecer de una importante carencia: para no “contar todo” en sus blogs, se limitan a enseñar la patita, dejando “la chicha” para sus cursos privados, conferencias o sesiones de coaching. Hay gente muy famosa que prohíbe incluso la filmación de sus conferencias. Al fin y al cabo, si un “pirata” desvela sus secretos en un streaming no autorizado ¿Quién les contratará para su próxima conferencia (calcada a la anterior)?

El resultado de todo lo anterior es una sobreabundancia de gente tratando de llamar tu atención, sin gran cosa que aportar.

¿Tiene todo esto alguna solución?

Sinceramente, no lo sé. Personalmente estoy en dospuntocerolandia por una mezcla de afición a escribir, deseo de compartir y una posibilidad de conocer gente y otras realidades. En estos más de dos años, mi blog no ha perseguido ningún objetivo comercial y, a veces, su identidad ha quedado en entredicho por tratar temas demasiado diversos.

Soy el primero que ha publicado contenidos “flojos” y algún que otro decálogo. Es difícil y laborioso estar siempre publicando contenido de nivel. Mea culpa por ese lado.

El lado positivo es que el blog me ha proporcionado una cierta visibilidad, unos esbozos de marca personal. El hecho de que tenga un trabajo me permite hablar de lo que quiera, sin necesidad de ligar mi opinión a un interés crematístico.

No todo son ventajas. Tener un trabajo también te impide la dedicación completa a crear valor en los temas que te interesan.

Sigo creyendo que la única manera de hacer algo digno es haciendo algo diferente. Lo cierto es que es jodido hacer algo diferente y bueno. Tremendamente difícil.

Las buenas noticias son que realmente hay sitio para los buenos. Si me pongo a pensar y repaso mi lector de feeds, realmente puedo contar con los dedos de la mano las personas que aportan valor a mi día a día.

Si a lo anterior le sumamos que creo, cada día  más, que productividad, comunicación o liderazgo son temas en los que todos tenemos unas increíbles carencias y realmente mejorar en ellos puede cambiar, literalmente, nuestras vidas, queda partida por jugar.

El principal reto será diferenciarse de los muchos “powerpointistas” y vendedores de humo y conseguir que realmente “te echen de menos cuando no estés en la habitación”. El reto no es baladí porque se han prostituido tanto ciertos conceptos que es casi imposible hablar de ellos sin levantar sospechas.

Dospuntocerolandia ofrece una ingente cantidad de posibilidades en forma de autopublicación, podcast, webinars, e-learning, etc. a disposición de todo aquel que quiera (o pueda) aportar verdadero valor.

Eso sí, quizás haya que inventar un método de separar la paja del grano, lo accesorio de lo fundamental que tome el relevo del número de followers, PageRanks y otras medidas que son insuficientes porque en algunos casos llevan más “maquillaje” que Marujita Díaz.