Sal de tus zonas de confort

Usted no tiene quince años de experiencia, usted tiene un año de experiencia repetido durante los últimos quince

Fdo. nuestra peor pesadilla de RRHH

Entendemos como zonas de confort las acciones que somos capaces de realizar habitualmente con control sobre las mismas, con seguridad y sin riesgos, en definitiva, aquello que dominamos. Hábitos que hemos desarrollado de manera eficiente y que constituyen nuestro arsenal de “habilidades”. Aquello en lo que somos buenos.

Parece todo positivo ¿no? Entonces, ¿por qué querer salir de nuestras zonas de confort?

Bueno verás, las zonas de confort no son ni buenas ni malas innatamente. Pero sí tienen un efecto negativo: no te permiten crecer.

Son paralizantes.

Por ejemplo, en el mundo del poker es muy apreciable este tema de las zonas de confort. Digamos que estás acostumbrado a jugar en un determinado nivel de apuestas. Si te pones a jugar dos niveles por encima vas a notar dos efectos inmediatos:

a) Las cantidades que se mueven te van a parecer gigantescas ya que cuadruplican las que estabas moviendo en el momento anterior.
b) Lo que se denomina el “metajuego” varía totalmente, posiblemente los jugadores sean mucho más agresivos y te sientas abrumado o intimidado ya que, tu técnica de dos niveles abajo simplemente no sirve para este nuevo nivel.

En resumen: aunque técnicamente estás jugando al mismo juego, no tiene nada que ver una cosa con la otra y tus “habilidades”, de repente, no sirven.

No hace falta jugar a nada para reconocer este fenómeno, no es lo mismo contar una historia a tus amigos o en la cena de navidad, que hacerlo frente a las doscientas personas que forman tu empresa en el evento de comunicación anual, ¿verdad?

Jugar fuera de tu zona de confort puede significar la bancarrota en el caso del poker o el ridículo más espantoso en el caso de tu empresa.

El miedo es tu peor enemigo.

Por otro lado, nada es para siempre. Puede que te sientas cómodo e incluso satisfecho con los resultados que estás consiguiendo hoy en día (si no es así no tienes excusa). Pero ¡ojo! No todo depende de ti.

Los jugadores mejoran, cada vez hay más libros y escuelas y es ley de vida que tu nivel se vuelva cada vez más duro y tus conocimientos empiecen a no ser suficientes. En tu empresa sucede lo mismo, cada vez llega gente mejor formada y con más ganas de comerse el mundo.

En otras palabras: aunque no seas un aventurero a veces la aventura viene a buscarte a ti.

No debe ser una cuestión de ver cuál es mayor de los dos miedos: el miedo a lo desconocido o el miedo a perder un estatus. Simplemente ten en cuenta que las circunstancias cambian y como dijo el sabio: ¡tú eres tú y tus circunstancias!

Me gustaría compartir un vídeo sobre individuos incapaces de salir de su zona de confort. Échale un ojo y seguimos tras verlo:

¿En serio quieres convertirte en eso?

Busca motivos para salir de tus zonas de confort. Cada uno debe encontrar los suyos pero yo te lanzo tres:

1) Salir de tu zona de confort te hace más fuerte. Todo lo que reduce tu miedo te hace crecer como persona.
2) La novedad implica aprendizaje, evolución, movimiento. ¡Te sentirás vivo!
3) Salir fuera de tu zona de confort te aporta autoconfianza, satisfacción y resulta motivador.

Todo esto, te capacita para nuevos retos.

¿Cómo salir de la zona de confort?

Evidentemente, lo primero es reconocer cuál es tu zona de confort. Para delimitarla no te va a quedar otro remedio que pararte a reflexionar. Una vez más, para eso somos productivos ¿no? Para tener tiempo para pensar.

En cuanto al cómo, vuelvo al poker como ejemplo. Lo que se  hace ahí es acumular una cantidad de dinero que te permita hacer “shots” en el nivel superior. Es decir, empieza desde ya mismo a hacer pequeñas incursiones fuera de tu zona de confort.

Si estamos hablando de dirigirte a tu empresa, empieza por tomar hoy la palabra en la reunión de vecinos u ofrécete voluntario para preparar ese curso de formación interna e impartirlo a tus compañeros de departamento.

Eso te permite salir de tu zona de confort minimizando riesgos. Si algo va mal, siempre puedes volver a tu zona de confort, lamerte las heridas y sobre todo aprender de lo que has hecho mal.

Haz un plan. Planea perfectamente tus “shots” y reevalua tras cada uno de ellos. Te aseguro que llegará el momento en que uno de ellos salga bien y te quedes en el nivel superior, es decir, que amplíes unos cuantos metros las fronteras de tu zona de confort.

Y a partir de ahí, el ciclo se repite.

No es necesario ir a tumba abierta, mide tus riegos, reflexiona, planifica pero no permitas que el miedo te robe lo único que realmente necesitas: empezar ya mismo.