Siente de otra manera

El tercer nivel en MLD es el alma o cómo nos sentimos y, si nos ponemos un poco más filosóficos, “quiénes somos”.
La utilización del verbo “ser” debe ser prudente porque es un verbo con unas implicaciones demasiado profundas para los temas que pretendemos abordar en esta zona. Por eso he preferido trabajar sobre el sentimiento, el sentir entendido como la escala de principios y valores que nos rige y que debería estar coordinada con el cuerpo y la mente para sentirnos seres mínimamente completos.
Es fundamental saber separar lo que somos de lo que hacemos. No somos consultores, médicos o programadores sino que trabajamos en eso. Y deberíamos tener claras las barreras entre vida profesional y personal si no queremos diluirnos y tener problemas en ambos entornos.
Sobre lo que hacemos ha surgido recientemente un concepto: la marca personal (personal branding, en inglés). Es un término muy interesante del que hablaremos aquí y tiene aplicación en todos los aspectos de tu vida. Concibo la productividad y la inteligencia emocional como herramientas de la marca personal. En último término todo son herramientas para perseguir la diferenciación positiva o “la diferencia en pos de la excelencia” que es el leitmotiv de este espacio.
Si imaginamos que somos una empresa (yo S.A.) y que vendemos un producto (nuestro trabajo) podemos aplicar conceptos de la administración de empresas a nuestra vida: misión, visión y objetivos. Y una estrategia integradora.
Por otro lado, lo que llamamos “el mundo” no es sino una visión subjetiva del mundo real. Abordaré temas relacionados con la Programación Neuro Lingüística (PNL) que ha sido definida como el estudio de la estructura de la experiencia subjetiva.
En el fondo en este apartado hablaré del “conócete a ti mismo” la gran enseñanza socrática. Es sorprendente comprobar los puntos comunes entre filosofía y religión (por ejemplo el budismo que en mi opinión es una mezcla de ambas) y las aplicaciones que esto puede tener en el siglo XXI.
Como en todo, hemos de quedarnos con lo que a nosotros nos sirva. Decía Albert Einstein que “la mente es como un paracaídas, si no la abres no sirve para nada” y en eso llevo toda mi vida, ampliando horizontes y perdiendo mi tiempo en busca de las innumerables pepitas de oro que la vida nos regala.
Considero que vivimos momentos difíciles en los que hemos perdido muchas de las referencias que hace veinte años nos servían de báculo como pueden ser la iglesia, la familia o en algunos casos la nación. No juzgo si esa pérdida de referentes es buena o mala pero sí creo firmemente que debemos buscar referentes en nuestras vidas. Si no, nos limitaremos a pasar nuestra existencia frente a un televisor o en una oficina y no creo que nadie, cuando vaya a palmarla, haga repaso de los programas y series que vio o de las horas que paso en su despacho. Somos más que eso.
Todo lo anterior hay quien lo vende empaquetado como “coaching”. Otros hablan de “liderazgo” y yo mismo utilizo el término “excelencia”. Te aconsejo que lo llames como quieras pero que te pongas las pilas ya mismo y me acompañes en este viaje.
Al fin y al cabo no me gustaría darle la razón a Mark Twain cuando dijo:
“Dentro de veinte años lamentarás mucho más las cosas que dejaste de hacer que las que hiciste”