Te juegas la vida en tus conversaciones

Demasiados artículos centrados en temas de productividad últimamente, hora de cambiar de tercio y volver sobre el tema de la comunicación y, en concreto, evaluar las conversaciones que mantenemos.

Escuché por casualidad la ponencia de Alvaro Gonzalez Alorda en TED Sevilla y me encantó. Alvaro habla de cómo en esta sociedad conectada con el mundo entero, a veces, hemos perdido la conexión con la persona de al lado. En cierto modo, estamos aislados, como esos supervivientes del equipo uruguayo de rugby que se estrellaron en los Andes. Y quizás, ese aislamiento nos lleva a “alimentarnos de humanos”, incluso de seres queridos y cercanos. Los que hasta ayer nos daban “calor”.

Alvaro dice “nos jugamos la vida en las conversaciones que tenemos (y en las que no tenemos)” y puede ser. De hecho, hace unos años que mis conversaciones han empeorado e incluso desaparecido. No me refiero a que no hable sino a lo difícil que me resulta tener una conversación de calidad, no trivial.

Vale, los modelos de comunicación han cambiado. Los cambios no son ni buenos ni malos, simplemente son. Pero…

¿vamos a mejor o a peor, en lo que a comunicación se refiere?

Alvaro habla de que “nos escondemos habitualmente detrás del teclado”. Algo de eso hay. Nos aseguramos de ser leídos con el doble check de Whatsapp o mediante el acuse de recibo de Outlook pero esto no es comunicación. Creo que ha quedado claro que no me gusta hacia donde estamos yendo. Sólo hace falta que leáis: Esclavos del whatsapp o Teléfono inteligente no es sinónimo de inteligente con teléfono. Por momentos, creo que estamos construyendo un mundo de mierda sobre un mundo de cuasi-infinitas posibilidades. Es más, cuantas más posibilidades de comunicarnos tenemos, peor lo hacemos.

¿Y qué hago yo?

Pues yo le compro la idea a Alvaro: si conversamos con nuestras relaciones deterioradas estaremos arreglando el mundo. A muchos de nuestros problemas les faltan conversaciones. Y es que una buena conversación te aporta gasolina, es como un pequeño oasis en el desierto.

No permites que tus emails eviten conversaciones. La calidad de tu liderazgo depende de la calidad de tus conversaciones.

Echad un ojo a la charla. Especialmente interesante es la clasificación en conversaciones que producen: rechazo, desgaste, explosiones o inspiración.

Impidamos, por un lado, que nuestras conversaciones se conviertan en explosivas y deterioren relaciones que funcionan (especialmente en el ámbito laboral y familiar) y tratemos de establecer conversaciones inspiradores.

No obstante, no nos engañemos, nuestra capacidad de inspirar no debe ir en contra de la capacidad de que nuestro interlocutor haga lo que quiera, incluso escuchar. Lo que está claro es que, en nosotros, siempre da fruto una conversación inspiradora.

Una conversación inspiradora requiere trabajo, requiere de una preparación. Y ser un buen conversador no es fruto del azar sino que requiere de unas habilidades que es posible desarrollar: empatía, escucha activa y asertividad.

Todos en nuestras vidas necesitamos, por momentos, una mano que nos rescate del hielo, dice metafóricamente Alvaro. Y es si las conversaciones importan, también importan las palabras. Y sobre esto, quiero cerrar la entrada con un video cortito que habla de eso, del poder de las palabras:

La vida es mucho más interesante cuando somos atrevidos. Elige, hoy mismo, una de tus conversaciones pendientes y transfórmala en una conversación inspiradora.

Imagen | Conversation