¿Implica la productividad un camino en solitario?

Hoy toca darle un poco vueltas a la cabeza sobre una pregunta un tanto inquietante: ¿Implica la productividad un camino en solitario?

Lo cierto es que los “adalides” de la productividad son en su mayoría consultores que han optado por ese camino en solitario. Vale, se relacionan con mucha gente pero ellos a la hora de la verdad sus alubias se las gestionan por su cuenta.

Veamos, cuando uno comienza a interesarse por la productividad suele disfrutar de un cambio muy grande en sus resultados. Es como la fase de enamoramiento: sentimos eso que sólo se siente en ese preciso instante. Y de verdad que es bastante asequible alcanzar ese estadio, no hace falta ser ningún gurú.

Bien, pues normalmente el resultado que obtenemos con ese logro es que nos empiece a caer más trabajo o que los compañeros nos miren mal porque “les estamos dejando en evidencia”. Usualmente ambas cosas.

Nosotros nos sentimos mejor porque, en el mismo tiempo, damos curso a un montón de tareas, disfrutamos de una libertad que antes desconocíamos, etc pero tras esta inmensa mejoría nos empezamos a desesperar porque nuestra lista de “en espera” crece de manera inversamente proporcional a como disminuyen nuestras “cosas” en la bandeja de entrada.

Es un “efecto óptico” un tanto perverso ya que ahora vemos el tamaño de nuestras listas y su evolución, algo que antes no era tan evidente y posiblemente igual de grande.

Y entonces sobreviene una de las crisis importantes que debemos superar: la dependencia de los no productivos (esos seres de los que hemos evolucionado, no sin esfuerzo y a los que miramos ahora un tanto desconcertados jajaja).

Pero, ¿cómo se supera? Podemos optar por dos soluciones:

a) Convertirte en un lobo solitario e ir “a tu puta bola”. Esto no evita la frustración de que los proyectos se queden colgados porque en una organización sean cuales sean los proyectos dependen de muchas personas. La opción extrema es hacer las maletas y buscar verdes y vírgenes praderas. Dejemos aparcada de momento esta hipótesis.

b) Cambiar a los demás. Ya sabes trabajo en equipo y todo eso. Motivar, liderar….

Pero ¿cómo coño se hace eso? Tú traes a tu empresa a un consultor o coach o mentor o como le quieras llamar para que te forme en el trabajo en equipo y…¡Stop! Para un momento. Si  nos ponemos irónicos podríamos definir al consultor como “aquel que habla de trabajo en equipo y trabaja sólo”.

¿Cómo haces para que alguien que tarda una semana en leer uno de tus mails aumente su productividad?

Reconozco que mis experiencias al respecto no son demasiado buenas. Hay personas receptivas y otras que no lo son en absoluto. Hay personas que les encanta que cuando hagas tu revisión semanal (o incluso diaria) les envíes un recordatorio sobre una cuestión pendiente que está en su tejado y hay otras que tardarán una semana en leer el primer mail y otra en leer el recordatorio. Tú ves esperanzado los acuses de recibo en tu bandeja de entrada pero nunca llega esa respuesta requerida o esa acción realizada. Y cuando llega es demasiado tarde.

Es posible incluso que esa persona se pase su jornada laboral completa realizando acciones demoradas tanto tiempo que ninguna vale para nada.

De buenas a primeras, un día decides ir donde ese individuo y explicarle lo que crees que está pasando. Te ofreces a ayudarle, a enseñarle un par de cositas que le vendrán de perlas y te suelta: “Joder, es que no me da el cuello de la camisa. Cómo se nota que tú andas tocándote los cojones que no haces más que mandarme correitos ¿Te crees que trabajo para ti?”

Creo que todos los locos de la productividad habremos vivido alguna situación del estilo.

¿Qué haces ante algo así?

Estoy un poco harto de que cuando se habla de trabajo en equipo y liderazgo se hable del Barcelona y Guardiola. Nosotros trabajamos en organizaciones en los que los equipos nos vienen dados y no hay fichajes. Y para más inri, la productividad personal es, como su nombre indica, personal con lo que o somos el entrenador y tratamos de inculcarla a los miembros del equipo o….

Se habla mucho de marca personal o personal branding. Es un tema que me gusta pero veo que es mucho más fácil convertirte en una marca personal con un proyecto individual que englobado en una organización. Al menos en tu organización, en la que estás hoy trabajando.

Considero que la productividad personal es uno de los ejes básicos de todo proyecto de diferenciación. Ser productivo, en el terreno que sea, nos proporciona una reputación que quizás es el término intuitivo más cercano a personal branding.

La pregunta que os lanzo es: vale y ahora que soy altamente productivo y tengo una reputación: ¿Qué hago?

Si mi organización presenta una cultura corporativa que reconoce esa reputación y eso tiene una contrapartida (económica, de reconocimiento, etc) puede que mi desarrollo tenga un premio.

Si mi organización es “estándar” donde mis intentos por ser mejor derivan en una mayor carga de trabajo y en malos rollos, etc ¿Qué me queda?

La respuesta evidentemente está en la alternativa a) que habíamos dejado aparcada: o me voy a una organización donde  se premie mi “reputación” o me monto un negocio sólo donde, al menos, si hago el trabajo mío y de los demás el beneficio redunda en el que lo hace: yo.

Por otro lado, ¿Cómo capitalizo esa reputación que he desarrollado en la organización “A” para que me sirva de aval en la organización “B” a la que quiero llegar? Es un terreno en el que no hay títulos, no hay certificados sólo podemos demostrar nuestra valía con resultados y los resultados no se producen si no te dan una oportunidad.

¿Diferenciarte implica individualismo? Quizás emprender en solitario sea el inicio de poder formar un equipo con gente “en tu onda” que conocerás por el camino.

Pero lo que también está claro es que hay muchas “cosas” que uno por muy productivo que sea no puede hacer en solitario.

El debate está abierto. Y vosotros, ¿cómo lo veis?