Formando hábitos

Los hábitos, en buena medida, nos definen como personas ya que somos lo que hacemos. Un hábito es un patrón de conducta adquirido y habitualmente arraigado en nosotros desde muchos años atrás, muchos de ellos desde la infancia.

Hay quien defiende que un hábito no se puede eliminar. Sea como fuere, la buena noticia es que sí que se pueden sustituir por lo que, es posible dejar dormidos los malos hábitos y sustituirlos por otros nuevos que hemos decidido que mejorarán nuestra vida.

¿Cómo se forma un hábito?

Los especialistas en la conducta dicen que un hábito nuevo tarda en formarse aproximadamente un mes (de tres a cuatro semanas).

Te dejo por aquí algunos consejos que incrementarán las posibilidades de adquirir el nuevo hábito que pretendes:

– Abórdalo como un proyecto

En realidad es lo que es: un proyecto de un mes de duración. Por lo tanto, escribe tu meta y tus objetivos y planifícalo (cuándo empiezas, qué tiempo del día reservarás para aplicarlo, obstáculos identificados, etc). No te olvides del seguimiento del proyecto.

– Enfócalo de manera escalonada

Debes plantearte la intensidad del nuevo hábito de menos a más. Los primeros días del mes es posible que con unos minutos dedicados al nuevo hábito sea suficiente. Vete aumentando el plazo y la frecuencia progresivamente durante el mes hasta que el hábito se repita tantas veces al día como sea necesario y su duración sea la definitiva.

– Sólo un hábito a la vez

Si, por ejemplo, pretendes aplicar técnicas de productividad en tu vida, este objetivo con llevará la adquisición de varios hábitos nuevos fundamentales. Bien, proponte la adquisición de esos hábitos uno a uno, vete abordándolos de manera secuencial y respeta los tiempos de anclaje citados.

Una vez adquiridos notarás como los hábitos se ejecutan de manera automática y puedes planificar la adquisición de uno nuevo estando cien por cien enfocado en él. El enfoque es parte fundamental del éxito.

– Cuéntaselo a los demás

El hecho de comunicar a otros lo que estás haciendo significa un compromiso a seguir haciendo lo que haces. Esta presión positiva puede ayudarte a que tu esfuerzo no decaiga en los momentos de debilidad.

– Asócialo a hábitos que ya realizas

Va a resultarte mucho más sencillo si asocias el hábito que pretendes adquirir a un hábito que ya llevas a cabo hoy en día. Por ejemplo, si tomas un café todas las tardes en el bar de al lado y el hábito a desarrollar es el de fijar las tareas para la jornada de mañana, lígalo al café y haz la revisión mientras tomas café o justo después.

Tener un hábito o rutina disparadora te ayudará a anclar el nuevo hábito.

– Sé metódico

Ejecuta lo planificado todos los días del mes que te hayas fijado de plazo, sin excepción. Si un día por lo que sea fallas, no tires la toalla y sigue exactamente según lo planificado.

La disciplina es quizás la habilidad más necesaria en el proceso de adquisición de un hábito.

– Revisa tus progresos

Revisa cada día tus progresos y vuelve a planificar si es necesario. Sobre todo sé sincero contigo mismo ya que cualquier otra cosa no tiene ningún sentido.

A pesar de ser evidente, los hábitos de revisión son fundamentales en todo proceso. Ten en cuenta de que adquirirlos es un paso previo a la adquisición de cualquier otro hábito.

– Prémiate

Adquirir un hábito no es nada fácil y es, siempre, una pelea contra uno mismo. Aprende a ser tu propio juez y no te olvides de concederte un premio si lo has hecho bien. Estas gratificaciones multiplicarán tus posibilidades de éxito y son cruciales, sobre todo, los primeros días del proceso.

No dejes de gratificarte durante todo el proceso aunque según avances la frecuencia con que lo haces sea menor.

Y recuerda que no fracasamos sino que obtenemos los resultados que dictan las acciones que hemos emprendido. Si no obtienes lo que querías, plantéate si lo que planificaste y su ejecución ha sido la correcta.

Siempre estás tiempo de volver a empezar con la gran diferencia de que ahora ya sabes lo que no funciona.