¿Por qué necesitas técnicas de productividad? (I)

El principal motivo de la necesidad de técnicas de productividad es el tratar de tener un control sobre las cosas y no llegar a que sean las cosas las que nos dominen a nosotros. Alguien que no aplica ninguna técnica de productividad vivirá inmerso con mayor frecuencia de lo que creemos (y sobre todo, de lo que cree el mismo) en un maremágnum de tareas pendientes, reuniones, llamadas por contestar, etc.

Esa sensación que a todos nos invade por momentos, y en la que muchos naufragan día tras día, de no tener tiempo para nada es terrible. En dosis moderadas provoca una ansiedad importante y en dosis elevadas puede derivar en un estrés con consecuencias muy importantes para nuestra salud.

Además, esta falta de tiempo constante nos va a impedir pararnos y levantar la cabeza para pensar cómo mejorar nuestro día a día. ¿Cómo vamos a pararnos a pensar si no tenemos tiempo para acabar con lo que tenemos pendiente? Así pues, las cosas sólo pueden ir a peor ya que la única vía de mejora vendrá dada por una disminución en la entrada de cosas, algo harto improbable.

Vale, pero…¿a qué llamas tu “cosas”?

Entiendo por cosas todo aquello que requiere una intervención por nuestra parte. Y me parece apropiado el término “cosa” ya que es lo suficientemente amplio como para no limitarnos a las clásicas tareas y listas de tareas. Cosa es todo aquello que llama a la puerta de nuestra mente y por lo tanto nos descentra de la labor en la que estemos inmersos.

En el siglo XXI esas cosas han crecido exponencialmente. Vivimos inmersos en la sociedad de la infoxicación, una verdadera plaga de información que nos llega por múltiples canales y de la que no tenemos demasiada constancia sobre su calidad o veracidad. Todo es tremendamente cambiante…¡si Heraclito levantara la cabeza!

Por otro lado, la tecnología móvil, ese mundo de PDAs, tablets y wifi por todos los lados ha convertido nuestra vida privada en un verdadero coladero donde a cada momento nos siguen entrando “cosas” de la manera más variopinta y en los momentos más inoportunos. Es el fin de la privacidad…¡a menos que le pongas remedio!

En cierta medida el qué hacemos ha pasado a ocupar un segundo plano en relación al cómo lo hacemos. Nuestro conocimiento debe reciclarse continuamente lo que constituye otro claro camino al estrés. Sin embargo, el cómo hacemos lo que hacemos es algo que nos diferencia como profesionales y sobre todo como personas que no quieren sumergirse en una esquizofrenia.

Cuando hablo del cómo no me refiero al contenido, variable en función de la especialización técnica de cada uno, sino a las estrategias para salir adelante en nuestro día a día de una manera consistente con nuestras estrategias, principios y valores. En definitiva, conseguir sacar adelante todo y además que ese todo sea un todo útil y pleno de sentido para nosotros.

¿Cómo conseguimos esta flexibilidad?

Supongo que recordarás un comercial de BMW de hace ya algún tiempo donde veíamos a Bruce Lee dando una lección al respecto:

Curiosamente David Allen en su famoso libro “Getting Things Done” utiliza la expresión de “la mente como el agua” para expresar el principal objetivo zen de la productividad: dejar tu mente libre para hacer lo que debes hacer en cada momento.

Añadiría aquí que hay otras maneras de esclavizar la mente de las que también deberíamos librarnos: los secuestros emocionales. Se trata, de manera muy resumida, de esas circunstancias en las que nuestras emociones toman el control y secuestran nuestra parte racional.

Aquí podemos englobar desde el castizo “estar pensando en babia” hasta el famoso palabro “procrastinar”, es decir, diferir o aplazar ad eternum tareas que debemos (y sabemos perfectamente que debemos) hacer.

Por lo tanto, si queremos ser dueños de nuestros actos y capitanes de nuestro destino debemos trabajar en un sistema que nos blinde ante todas esas distracciones que nos acechan.

Si aún no te he convencido de que necesitas técnicas de productividad, como decía súper ratón “no se vayan todavía, aún hay más”

[continuará]