Buenos deseos de Enero… ¿fracasos de Febrero?

Visualicé adónde quería ir, que tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adónde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré

Michael Jordan

El fin de año es tiempo de buenos propósitos. Es en esta época cuando nos proponemos cosas tales como aprender inglés (a relaxing cup of café con leche) o ponernos (¡por fin!) en forma. Esto, aparte de llenar los bolsillos de los dueños de academias y gimnasios, suele acabar en una rendición incondicional, unas pocas semanas después de haber fijado nuestros objetivos.

¿Por qué fallamos?

Se me ocurren varios motivos pero hay tres que yo considero los más importantes:

1) Una idea sin un plan es fantasía.

Si tenemos claro lo que queremos, algo que ya tiene su complejidad, lo inmediatamente siguiente debe ser detallar los pasos para conseguirlo. Haz un plan, siéntate con un folio en blanco y escribe lo que necesitas para llegar a tu objetivo y sigue descomponiendo en los pasos que vas a dar para lograr la meta final y los objetivos intermedios.

Los planes están para ser modificados (o saltárselos) pero es fundamental hacerlos. Recuerda lo que decía D. Eisenhower:

En la preparación para la batalla siempre he encontrado que los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable”.

2) Un plan sin acción es elucubración.

Cuando hayas planificado cómo vas a conseguir todos tus objetivos coge las primeras acciones que has previsto para cada objetivo y empieza a trabajar en ellas ¡inmediatamente! No permitas que todo quede en papel mojado.

Como sabiamente decía Confuncio:

Un viaje de mil leguas empieza con un primer paso

3) Una acción sin tiempo para realizarla es frustración.

Necesitas tiempo para “pensar”, tiempo para “planificar” y, sobre todo, tiempo para “hacer”. Es aquí donde la productividad personal conseguirá que no abandones,  proporcionándote control. El control permite que asciendas por tu perspectiva.  Las metas son parte de la perspectiva, las acciones para lograrlas requieren de control.

David Allen, creador de GTD, lo definió muy bien cuando dijo:

El control sin perspectiva es microgestión. La perspectiva sin control es simplemente un despropósito

¿Y si no lo consigo?

Si no lo consigues…aprende. Fracasar es no conseguir algo y, además, no sacar nada en claro del intento. Hay quien dice que el fracaso no existe que sólo es una manera de aprender lo que no hay que hacer.

Aunque parezca un tanto contraintutivo, no conseguir algo nos hace crecer más como personas que conseguirlo. Derriba los muros de nuestras zonas de confort y los hace más grandes.

Como decía Oliver Wendell Holmes:

Una mente que se ha expandido con una nueva idea nunca puede volver a sus dimensiones originales

 Aprovecho para desearos felices fiestas y un próspero y productivo 2014 en el que seáis capaces de hacer realidad vuestros objetivos.

¡Nos leemos en Enero!