Dejar huella

«La tragedia de la vida no es la muerte, sino que nos dejamos morir por dentro mientras aún estamos vivos»
(Norman Cousins)

Es posible que alguna vez hayas oído la expresión “dejar huella”. Hay quien dice que lo que realmente importa se mide por la huella que deja; que lo que realmente es significativo en nuestra vida es la huella que dejamos en los demás. Algunos coaches utilizan un ejercicio de autoevaluación que consiste en imaginarte en tu propio funeral y visualizar qué dicen los demás de ti. Si quieres que cambie lo que dicen, cambia desde este preciso momento lo que estás haciendo.

Como dice Eduardo Galeano:

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos

Hoy quería compartir con vosotros un pequeño documental (no llega ni a media hora) que hace cinco años me impactó y que, aún hoy en día, sigue haciéndolo cada vez que lo vuelvo a ver. Es la historia de una persona que, sin duda, ha dejado huella; la historia de un tipo auténtico, un «loco» que decidió vivir su vida y dejó todo a un lado por su pasión. Alguien en busca de coherencia y, posiblemente, de sí mismo.

Digo que dejó huella porque, de otro modo, no es entendible que catorce alpinistas, algunos de ellos de los mejores del mundo como Denis Urubko o Ueli Steck, dejaran todo para acudir a su rescate cuando las cosas, y a veces ocurre, se torcieron. Y se torcieron a 8.000 metros de altura.

El Annapurna es la  montaña con más víctimas mortales; es la montaña más peligrosa. Desde luego, el «Campo 5» a 7.600 metros de altitud no es el lugar idóneo para tener un doble edema cerebral y pulmonar.

Os invito a presenciar el relato de una amistad que pone los pelos de punta. En ella se narra el triste suceso donde el alpinista navarro Iñaki Ochoa de Olza perdió la vida en Mayo de 2008. Más allá de tristeza, es una historia de esperanza, esperanza en todos nosotros, esperanza en ver como su compañero rumano, Horia Colibasanu, no requiere más justificaciones para dar su vida por Iñaki que un simple: “tú eres mi amigo”. Al igual que el sherpa Nima, que paga todos los gastos de un helicóptero que desgraciadamente no es capaz de llegar a ayudar por el mal tiempo, con idéntica justificación “Iñaki is not a customer, Iñaki is my friend” (Iñaki no es un cliente, Iñaki es mi amigo).

Supongo que muchos conoceréis la historia, incluso el documental, pero creo que merece la pena volver a verlo de vez en cuando. A los que no la hayais visto antes, espero que os guste; a todos, espero que os haga parar un momento y reflexionar.

Me quedo, aparte de todo lo ya dicho, con las palabras del propio Iñaki que cierran el documental:

En esta sociedad no estamos preparados para la muerte, no estamos preparados, la muerte es lo que rompe radicalmente nuestro confort, nuestra seguridad, es la vida y es que la vida sin la muerte no tiene sentido. El mayor riesgo es no ser feliz

Descansa, que seguro que lo haces, en paz.