El efecto Hawthorne o cómo tu productividad aumenta al sentirte observado

“Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”
Proverbio africano
En el pasado sigo XX, un grupo de investigadores quisieron experimentar en la central eléctrica Hawthorne de General Electric, sobre la relación entre condiciones de trabajo y productividad. Para ello, seleccionaron a un grupo de mujeres de una línea de producción de ensamblaje de motores.
Explicaron a las mujeres lo importante que era su colaboración para el éxito del experimento y comenzaron con el mismo. Lo primero que hicieron fue aumentar la cantidad de luz en la línea de producción. Observando y midiendo los resultados, los investigadores constataron que esta variación en la cantidad de luz, tuvo como consecuencia un aumento de la productividad en la cadena de ensamblaje.
A continuación prosiguieron con el experimento pero esta vez redujeron los niveles de luz. Curiosamente, y de manera totalmente inesperada, la observación de los efectos de la reducción de luz sobre la productividad del grupo de mujeres, certificó un nuevo aumento. Esto desconcertó un poco a los investigadores.
Ni cortos ni perezosos fueron introduciendo otro tipo de variaciones: más ruido, menos ruido, variaciones de la temperatura, modificaciones en la disposición física de las empleadas, etc. Todas y cada una de ellas, fueran presumiblemente positivas o negativas, tuvieron como consecuencia aumentos de la productividad.
¿Qué estaba ocurriendo allí?
Sin una explicación convincente, los investigadores reunieron al grupo de mujeres y hablaron con ellas para ver si conseguían una teoría que explicase aquello.
Una de las mujeres dio la clave. Simplemente les dijo: “Verán es que nunca nos habían escogido para nada y, cada cambio nos recordaba que habíamos sido elegidas y por eso nos esforzábamos, cada vez que nos miraban, en hacerlo mejor”.
Y de esta manera tan sencilla se descubrió que los factores psicológicos influyen en la producción. En el caso del grupo de mujeres, su autoestima y el respeto hacía sí mismas habían aumentado al ser sujetos del experimento y eso derivó en que hicieron el trabajo mejor que nunca.
Vale, y ¿dónde nos lleva todo esto?
Pues el efecto Hawthorne, nos lleva a una aplicación práctica en los temas de productividad personal y ésta no es otra que: puede resultar beneficioso exponernos, de manera voluntaria, al escrutinio de los demás, cuando nos enfrentamos a un reto.
El hecho de que comuniquemos a nuestro círculo cercano lo que vamos a intentar nos pone voluntariamente en el lugar del sujeto observado, nos provee en cierto modo de un estrés bueno que no puede ayudar a conseguir lo que perseguimos.
En concreto, el efecto Hawthorne puede ser útil cuando hablamos de adquirir un hábito (o de dejar uno negativo).
Además, hacer público nuestro proyecto de adquirir un nuevo hábito puede tener un efecto positivo adicional como es el de que alguien se sume a nuestro reto y se ponga conjuntamente con el mismo reto: empezar a correr, dejar de fumar, aprender alemán, etc.
Conseguir una comunidad con la que compartir retos, celebrar pequeños y grandes éxitos y relativizar fracasos es algo que, como seres humanos que somos, nos ayudará a aprender y a sacar conclusiones que vaya más allá de nuestra individualidad incluso en los fracasos.
Ya lo dijo Séneca:
El hombre, ese ser tan débil, ha recibido de la naturaleza dos cosas que deberían hacer de él el más fuerte de los animales: la razón y la sociabilidad
Imagen | Cartoon eyes