La perseverancia de Derek

“Si te caes siete veces, levántate ocho”
[Proverbio chino]
A veces, el deporte nos brinda magníficas oportunidades de descubrir la grandeza del ser humano. Y no me refiero precisamente a conseguir records que se mantienen por décadas sino a ese momento en el que hombre queda desnudo ante sí mismo con miles de ojos observando su reacción.
Hoy quiero compartir con vosotros la historia de Derek Redmon, un atleta británico de élite, favorito a la medalla de oro en las olimpiadas de Barcelona 1992. Quizás alguno de vosotros recordéis la historia.
El momento del que hablamos se produjo en las semifinales de la carrera de los 400 metros lisos. Derek se jugaba el pase a la final. Una vida entera entrenando para esta cita. Un camino plagado de sacrificios, lesiones y nuevos inicios.
Se da la salida. Derek cumple con su papel de favorito pero entonces…
¿Qué ocurrió entonces? Podéis verlo vosotros mismos:
Muchos han intentado “apropiarse” de la historia. Si buscáis en youtube encontraréis muchas referencias a organizaciones cristianas (o religiosas en general) que ven una metáfora perfecta de Dios en la llegada del padre de Derek en ayuda de su hijo.
Yo me quedo con la historia humana, la historia de alguien que ve como su objetivo se hunde ante 65.000 espectadores cuando su tendón de Aquiles dice basta. Pero en esta ocasión, el tendón de Aquiles no es el punto débil del héroe sino curiosamente es lo que le convierte en héroe. Cae el suelo derrotado. Pero tiene el coraje para levantarse, apartar a los paramédicos y seguir la carrera. No ya la carrera oficial, en la que iba a ser último con total seguridad, sino SU CARRERA.
Y en ese momento duro, llorando del dolor y la impotencia, aparece su padre dispuesto a detenerlo. Derek, que al principio no le reconoce, entre lágrimas le dice que tiene que acabar y su padre, sin más explicaciones, le pasa el brazo sobre su hombro y le acompaña en su calvario. Hasta el final.
La imagen de Derek y su padre cruzando la línea de meta es ya historia. Una imagen que hizo ponerse en pie a un estadio entero y que aún hoy conmueve a todo aquel que la observa.
El tesoro de Derek fue su padre y él mismo: su perseverancia y coraje. Puede que no ganase la medalla de oro pero quizás gano algo más importante ese día.
Y tú, ¿te habrías levantado o hubieses preferido salido en camilla por la puerta de atrás del estadio?