La semana laboral soñada

Concéntrate en ser productivo, no en estar ocupado

Timothy Ferriss

Hace unas semanas, devoré “La semana laboral de 4 horas” de Timothy Ferris. El año pasado me ocurrió con dos libros, uno con el que me identifiqué terriblemente y que leí dos veces del tirón y éste. A pesar de sus casi quinientas páginas, el libro se lee muy fácil porque está escrito (o traducido) en un lenguaje muy sencillo y porque todo lo que cuenta es tremendamente entretenido y original. Lo que lo convierte en original es el propio Tim Ferriss, todo un personaje, a medio camino entre el genio y el caradura.

Vaya por delante que “La semana laboral de 4 horas” no es un libro de productividad personal aunque también habla (incluso le dedica un capítulo) a ello.  Por cierto, muy interesante. Pero no, “La semana laboral de 4 horas” es una declaración de principios sobre un estilo de vida, un estilo de vida al que todos, en cierto modo, deberíamos aspirar: hacer menos cosas de las que no nos gustan para poder disfrutar de las que nos encantan.

Tim Ferriss pone sobre la mesa su punto de vista sobre nuestra sociedad, una sociedad enferma de una nociva epidemia: identificar qué haces con quién eres. Un error que comete muchísima gente. Estoy de acuerdo al cien por cien. En mi pequeña bio, que colgué en el blog hace ya mucho tiempo, pone:

“Iba a empezar mi presentación diciendo que soy consultor pero… ¡corrijo!, trabajo como consultor…”

Por lo tanto, a Tim (y a mi) le  importa menos lo que haces y más lo que eres o quieres ser. Todo su libro gira sobré qué “hacer” para poder “ser”. El proceso de redefinición o diseño de vida propuesto se compone de cuatro pasos esencialmente:

Definición – La receta general del diseño de vida. Los fundamentos. Identificar miedos y sacudirse de la parálisis. Ser poco razonable y totalmente directo.

Eliminación – Elimina tu actual concepto de gestión del tiempo (aquí es donde más habla del tema de productividad).  El primer ingrediente de la nueva vida: el tiempo.

Automatización – Habla de cómo generar ingresos sin ocupar tu tiempo en ello de manera constante.  El segundo ingrediente de la nueva vida: los ingresos.

Liberación – Un completo manifiesto a favor de la no dependencia geográfica, a favor de viajar, a favor de las diversas culturas o en contra de las ataduras.  El tercer ingrediente de la nueva vida: la movilidad.

A lo largo del libro, Tim desarrolla el DEAL (acrónimo de los cuatro pasos que significa trato (contigo mismo), en inglés) para llegar a ser un “nuevo rico”. Me resulta sumamente curioso el recurrente término “nuevo rico” que Tim usa hasta la saciedad. No se refiere a rico como lo entendemos habitualmente (aunque él lo sea con sus diversos negocios y éxitos editoriales) sino al que se convierte en patrón de su propia vida:

  • Un nuevo rico busca que otros trabajen para él. Detrás de esta afirmación está el concepto de “ingresos pasivos” que, básicamente, es un ingreso que ocurre a lo largo del tiempo y que proviene del trabajo realizado una sola vez.
  • Un nuevo rico no trabaja por trabajar sino que hace lo mínimo necesario para obtener los máximos resultados. Detrás de esta afirmación están los conceptos de “volumen mínimo eficaz” y el principio de Pareto.
  • Un nuevo rico distribuye periodos de ocio (muy interesante y necesario el concepto de mini-jubilaciones) a lo largo de su vida laboral, no lo deja todo para la, cada vez más incierta, jubilación.
  • Un nuevo rico no persigue ganar dinero. El dinero es únicamente un medio para lograr sus sueños bien definidos (no os perdáis la técnica de los onirogramas). Esto incluye la determinación de los pasos para conseguir esos sueños y los plazos de ejecución de los mismos.
  • Un nuevo rico persigue tener más calidad y menos trastos. En cierto modo es una declaración que se queda a medio camino entre el elitismo y el minimalismo. 

Según Ferriss, tener opciones, poder escoger, es el verdadero poder. Esto incluye evitar las cosas que te atan, sean deudas o sea una ubicación geográfica. Según él, “si puedes liberar tu tiempo y desvincularte de una ubicación, tu dinero valdrá automáticamente entre 3 y 10 veces más”.

La vida del amigo Timothy es un ejemplo de sus teorías. Tim detenta un record mundial de tango, fue campeón nacional de China de Kickboxing o fue actor de una teleserie de máximo éxito en Asia (y muchas cosas estrafalarias más). Aparte de todo eso, es una de los profesores invitados más exitosos de Princeton y asesora a más de una treintena de deportistas de élite. Y todo eso con menos de cuarenta años (debe andar por los 36).

¿Farsante?

Hay quien le acusa de ello pero a mí me importa un pimiento, la verdad. Los argumentos “ad hominem” no deberían invalidar lo que hay de interesante en el mensaje de “La semana laboral de 4 horas”. Un mensaje necesario en una sociedad que, como él dice, recompensa el sacrificio personal (quedarte horas extras en tu trabajo “calentando silla”) en lugar de la productividad personal. De hecho, pone luz y taquígrafos a una idea que a veces pasa por mi cabeza: si eres muy productivo, acabarás despedido.

El libro aborda muchos más temas. Son interesantes (aunque un tanto extremos) los retos anti-comodidad que acompañan a los capítulos. Se trata de pequeños retos que triturarán tu zona de confort y que siguen el lema de Tim “decide hacer todos los días una cosa que te dé miedo”. Me parece muy correcta la hipótesis base que afirma que, lo que nos da miedo hacer es lo que más necesitamos hacer.

El libro es una llamada permanente a la acción. Profundiza en el diseño de vida, en la definición de metas pero no deja lugar a la duda cuando te pide “transformar cada “ser” en un “hacer” para poder llevarlo a la práctica”. También habla de la procrastinación que todos sufrimos y lo retrata perfectamente cuando dice “estar ocupado suele ser un pretexto para evitar unas pocas acciones que son las que de verdad importan” o “sentirse abrumado suele ser tan improductivo como no hacer nada, y es mucho más desagradable”. Genio y figura.

Por cierto, el libro está plagado de humor, a veces directo a veces más sutil. Términos como TDA (Trastorno Deficitario de Aventura), enfermedad TxT (Trabajar por Trabajar) o MBA (Master en Beneficios por Ausencia) así lo ratifican.

Quizás lo más “cuestionable” del libro puedan ser los capítulos dedicados   a la automatización y a la liberación:

  • En cuanto a la automatización, lo digo por la cantidad que recursos que propone Ferriss que no son aplicables en España. Sorprende, positiva y negativamente, la cantidad de recursos que hay en EEUU (o para las personas de habla inglesa) sobre todo on-line. Desde la posibilidad de contratar “ayudantes ejecutivos a distancia” (habitualmente indios) hasta empresas que recogen tu correo postal y escanean lo importante mandándotelo por email.
  • En cuanto a la liberación, porque quizás se centra demasiado en el hecho de viajar, algo que puede que a no todo el mundo convenza (incomprensiblemente, en mi opinión). Seguramente hay más caminos para encontrar la ansiada libertad ya que en buena medida cada uno construimos nuestra propia cárcel, a medida.

Para terminar, porque el contenido del libro es francamente amplio, os aconsejo que os compréis la edición ampliada de “La semana laboral de 4 horas”. Sí, es la que estoy poniendo en los enlaces. Añade un buen montón de artículos de su blog al final (alguno de ellos muy interesante como “La lista de cosas que no hay que hacer: 9 costumbres que deben abandonarse ya”) evidentemente traducidos y, añade, testimonios de gente que ha aplicado las ideas de “La semana laboral de 4 horas” a su vida y que se han puesto en contacto con el autor. Esto último es especialmente interesante ya que, aparte de inspirador, abre diversas posibilidades o grados de aplicación de libro y atenúa ese cierto tufillo a “auto-bombo” que a veces desprende Timothy Ferriss.

En definitiva, un libro interesante, original, divertido, a veces profundo, a veces loco que merece más de una lectura y posiblemente más de esta entrada en el blog.

¡Ah! Y lo de la semana laboral de “cuatro horas” es simplemente un buen título para enunciar un estilo de vida y, sobre todo, para atraer lectores. La magia…¡en el circo!