¿Por qué tanta crítica a la «autoayuda»?

“Podéis recorrer el mundo entero y no encontraréis una estatua a la memoria de un crítico”
Sibelius
Como todas las semanas, estaba leyendo la entrada de Andrés Pérez Ortega y detecto la enésima muestra fóbica hacia la autoayuda. Es más, desde su artículo Andrés apunta a otro artículo “Puedes conseguir lo que te propongas. O no.” que básicamente defiende la tesis de que ya está bien de engañabobos porque, que consigas algo o no, depende únicamente de la suerte.
En primer lugar, creo que la gente es suficiente madura para entender eso de “puedes conseguir lo que te propongas” de manera no literal. Estoy intentando trabajar un poco los niveles superiores de GTD y leo “Metas” de Brian Tracy. Supongo que es un libro de autoayuda porque Brian Tracy defiende exactamente la tesis que se critica “puedes conseguir lo que te propongas”.
No obstante, Brian Tracy narra varias anécdotas al respecto que le ocurrieron en sus seminarios. Una de ellas, una señora que se había fijado como meta principal disponer de un millón de dólares en un año. Cuando Tracy le preguntó dónde trabajaba, la señora le dijo que acababa de ser despedida. Cuando Tracy le preguntó cuanto dinero tenía ahorrado, ésta le dijo que sólo tenía deudas.
¿Qué le dijo Brian Tracy?
– Señora, dígame qué es lo que fuma.
Bueno, eso le habría dicho yo, ja, ja. El le dijo que se replantease su meta porque una característica fundamental de las metas es que sean realistas o, lo que es lo mismo, alcanzables. Que si no se la replanteaba, el hecho más que seguro de no conseguirla lo único que le iba a producir sería frustración, una peor autoestima y comezón mental.
Por lo tanto, no sé dónde está la manipulación o el engaño. Quizás sean los propios individuos que asisten a este tipo de seminarios o leen estos libros los que se autoengañen.
Criticar esto es como criticar Superman porque es un tipo que vuela y eso no es posible. Es más, recuerdo que cuando se estrenó Superman algún chaval se suicidó saltando por la ventana y se criticó a la película por este hecho. Ridículo. No hay que confundir el dedo con la luna y eso…
Para mi, autoayuda es un término tan amplio que puede aplicarse a casi todo (si no te ayudas tú, ¿quién cojones te va a ayudar?). Personalmente me encanta como Andrés habla de la marca personal en su blog, compro y leo sus libros pero no veo diferencias apreciables con su denostada autoayuda.
La RAE dice:
autoayuda.
1. f. Método o sistema de ayuda que uno puede prestarse a sí mismo para mejorar algún aspecto de su conducta o de su personalidad.
Aquí encaja mucha gente a quien sigo en la 2.0. y a los que he visto escribir en contra de la “autoyuda”.
Supongo que GTD también forma parte de la autoayuda. De hecho, el libro de David Allen suele encontrarse en esa estantería en las librerías. Bueno, últimamente lo puedes encontrar en la sección de empresa. Algo es algo.
Creo firmemente en la superación personal y, es más, creo que es el único camino para mejorar mi entorno, mi ciudad, mi país, mi mundo y mi universo.
¿Todo depende de la suerte? Sí, sí, claro…
He metido demasiadas horas en un juego como el poker y estoy harto de leer de gente sin ninguna preparación que la suerte es todo en ese juego cuando la suerte, simplemente no existe ahí. En este terreno se llama “suerte” a la varianza estadística. La única manera de disminuir la varianza es jugando el máximo de manos posible para que estadísticamente se cumpla el valor esperado. La clave del buen jugador de poker es tomar decisiones con expectativa positiva.
Creo que en la vida es parecido. La gran putada es que no tenemos la posibilidad de repetir situaciones con tanta frecuencia como sucede con las manos de poker. Sin embargo, nuestra obligación es prepararnos para tomar las mejores decisiones en cada momento.
Tomar las mejores decisiones significar elegir la opción que tenga mayor valor esperado (expected value) en nuestra vida. La fórmula matemática vendría a ser:
EV = (probabilidad de que ocurra el suceso esperado) * beneficio – (probabilidad de que NO ocurra el suceso esperado) * perdida
Normalmente, cuando mayor sea la probabilidad de que ocurre algo menor suele ser el beneficio. Por el contrario, cuanto más improbable es algo el beneficio suele ser mayor pero también el porcentaje de que el suceso no ocurra y entremos en una pérdida.
Continuamente estamos tomando decisiones basadas en el expected value. Cuando me cambio de fila en un atasco lo hago porque espero llegar antes al peaje y a mi casa, como cuando cambio de caja en el súper o cuando le pido las llaves del coche a mi padre. Evalúo beneficios y pérdidas y les asigno una probabilidad.
Si eligieses sucesos con probabilidad de que ocurran de más del cincuenta por ciento y pudieses repetir la situación infinitas veces serías un “triunfador”. Te aconsejo que hagas lo necesario para que ese porcentaje aumente.
Sé que esto no es poker, lo único que digo es que si quieres “conseguir lo que te propongas” debes proponértelo muy seriamente, planificarlo, evaluar riesgos, pérdidas y beneficios y prepararte para tomar la mejor decisión en cada momento.
No soy un determinista. Simplemente os digo que prepararse y conocer los riesgos es el único camino para tomar las mejores decisiones y obtener los mejores resultados de manera consistente.
Negar esto es darse por vencido y, lo que es peor, negar la posibilidad de mejora y desarrollo de la gente, negar la validez de cualquier esfuerzo.
Yo creo que un optimista bien informado es un realista y no un pesimista, como decía creo que Benedetti. O bueno…como decía el amigo Stephen Leacock:
“Soy gran creyente en la suerte, y he descubierto que mientras más duro trabajo, más suerte tengo”