Mindfulness: Sé productivo vaciando tu mente

Son muchas las posibilidades que se abren ante la mente del principiante, pero muy pocas las que se presentan a la mente del experto

Suzuki Roshi

Algo con lo que he flirteado este 2014 ha sido con el mindfulness. Lamentablemente, no he podido darle la continuidad que me hubiese gustado pero es algo que, a pesar de haber quedado en el “debe”, va directamente a mi lista de metas para 2015 porque los resultados han sido muy interesantes.

Bien, vale, pero… ¿Qué es eso del mindfulness?

Vaya por delante que no soy ningún experto en el tema, simplemente un iniciado, o ni eso, así que coged con pinzas todo lo que diga. Para entenderlo rápido, decir mindfulness es similar a decir meditación pero eliminando todas esas connotaciones religiosas o sectarias que pudieran asociarse a la palabra meditación.

El primer error, muy habitual, es pensar que meditar significa sentarte a pensar en tus cosas. Es lo que significa meditar en español o al menos la acepción más común de este término ¡Pues no! Meditar es precisamente lo contrario: sentarte a tratar de no pensar en nada.

¿Para qué quiero no pensar en nada?

Practicar mindfulness sirve para darte cuenta, ser consciente,  del estado habitual en el que muchos nos encontramos permanentemente que no es otro que el de estar continuamente pensando en algo, en lo siguiente a hacer, planificando acciones futuras, etc.

Ojo, porque la productividad personal es terreno abonado para este tipo de pensamiento continuo que los budistas llaman “mente de mono” o “mente parlante”. Al menos en mi caso, cuando empecé a preocuparme de mi productividad personal llegué a un punto en que me sentía incómodo simplemente tomando una cerveza o estando un rato tumbado. Mi mente me decía que lo que hacía no era productivo y no dejaba de atormentarme, con lo cual no descansaba y, en consecuencia, no conseguía reponer ese mínimo de energía que tan necesario es para hacer las cosas como dios manda.

Pensar en nada es algo que favorece el reseteo de nuestra mente. En cierto modo es como si dejamos un ordenador permanentemente encendido; al final, acaba estropeándose. Nuestra mente funciona parecido: le viene muy bien apagarse, a veces,  por un breve espacio de tiempo.

¿Qué necesito para practicar mindfulness?

Básicamente no necesitamos nada. Bueno, sí. Necesitas ser un poco curioso y tener la mente abierta, tener la mente de principiante, esa de la que habla Suzuki Roshi en la cita con la que he abierto la entrada.

Aquí en España, al menos en mi experiencia, estos “rollos orientales” los asociamos a gente un tanto desequilibrada, integrantes de sectas o postmodernos que adoptan ritos new age. Es un problema de cultura, de falta de cultura, básicamente.

Una vez que te has decidido a experimentar lo único que necesitas es buscar un rato, entre cinco y quince minutos al día son suficientes para empezar, y ponerte a practicar. Como todo, por mucho que leas, hasta que no te pongas a ello no vas a conseguir nada.

Simplemente busca un rincón tranquilo, asegúrate de que nadie te va a molestar en ese rato (lo que implica avisar, si vives con alguien y, por supuesto, apagar o silenciar el móvil, etc.) y siéntate (y siéntete) cómodo, relajado.

La manea más sencilla de “no pensar” es concentrar toda tu atención en algo: un objeto o, frecuentemente, tu propia respiración. Respira normal pero concéntrate en sentir el aire a través de tus fosas nasales, entra en tus pulmones y acaba saliendo cuando exhalas. Haz esto diariamente durante cinco o diez minutos.

Vas a percibir dos cosas interesantes: en primer lugar, lo difícil que es no pensar en nada. Tu mente va a  tratar de seguir parloteando. No te resistas ni lo consideres un fracaso, simplemente observa lo que ocurre y vuelve a centrar tu atención en tu respiración. En segundo lugar, lo que vas a notar, si tienes la paciencia suficiente para practicar durante algunas semanas, es una mayor tranquilidad y una sensación como de estar más despierto y tener una mayor pausa, un mayor control de ti mismo.

Suena interesante, ¿por dónde sigo?

Bueno yo te cuento por dónde ando yo. Hace ya tiempo que me interesaba el asunto y me había leído Mindfulness para principiantes de John Kabat-Zinn.  Está bien pero no es un libro tan “para principiantes” como dice su título ya que, al menos a mí, me resultó bastante abstracto. Lo mejor es que contiene cinco meditaciones guiadas en un DVD que es una buena manera de empujarte a experimentar.

Eso sí, son meditaciones “largas”, para empezar puede que te baste con lo que propone este video:

En Internet, como de casi  cualquier tema, hay mucho material. Si no quieres gastar dinero, una posibilidad es hacer el curso gratuito en la plataforma Miriadax “Mindfulness para regular emociones”. Yo lo he hecho este 2014 y, a pesar de ser la primera edición, el curso estaba bastante bien y sobre todo en los foros intercambié bastante material con el resto de alumnos (la verdadera riqueza de los MOOC, en mi experiencia). Seguro que mejora en siguientes convocatorias.

Por último, he leído también Aprender a practicar Mindfulness de Vicente Simón. Un libro que, desde mi experiencia actual, considero más apropiado para iniciarse en la práctica del mindfulness que el de John Kabat-Zinn que lo veo más como un complemento para profundizar en lo que hay detrás del mindfulness. Sea como fuere ambos autores son referencias a nivel mundial en el tema que nos ocupa.

Por cierto, ambos son doctores en psicología y trabajan con el mindfulness para solventar problemas de diversos tipos pero especialmente los relacionados con el estrés.

Es un tema en el que me gustaría profundizar más y, sobre todo, experimentar y practicar más. Si tienes experiencia con el mindfulness o la meditación te agradecería que la compartas en los comentarios de este artículo.

Me despido con una conferencia TED que habla también sobre este tema. Está en inglés pero la podéis ver con subtítulos en castellano. Son escasamente diez minutos pero os aseguro que merece la pena.

Imagen | Tree of half life