Orienta tus metas a resultados

Lo que se puede medir se puede hacer

Jefazo anónimo

Si la semana pasada veíamos cómo añadir visión a nuestras metas, esta semana vamos a centrarnos quizás en la parte más conocida de las metas, la orientación a resultados de las mismas.

Los resultados añaden claridad a la visión y proveen de foco impulsándonos hacia la acción.

Los resultados son, por tanto, muy importantes; pero no olvidemos que una buena meta se compone de visión y resultado, e implementar solamente una de las dos patas, va a hacer que en ocasiones no consigamos lo que pretendemos.

Los resultados son eminentemente tácticos, usualmente son numéricos o medibles y los encontramos habitualmente ligados a indicadores. Los resultados los encontramos en las empresas bajo la denominación de Gestión por  objetivos (en inglés MBO o Management by objectives) algo que, según unos cuantos (véase este artículo del amigo Bolivar), es altamente mejorable o evoliucionable.

Si la visión trataba el qué y, sobre todo, el por qué; los resultados se centran en el cómo. A veces incluyen una información tan específica que pueden definirse una serie de pasos para su consecución, es decir, obtenerlos gestionando un proyecto.

A todo el mundo le sonarán los objetivos SMART (S-Specific (específicos) M-Mesurable (Medibles) A-Attainable (Alcanzables) R-Realistic (Realistas) T-Timely (acotados en el tiempo)).

Todo eso está muy bien (aunque aquí preferimos el acrónimo AMORES)  pero en las metas now (Now goals) de MYN  la visión es el elemento dominante, el sentimiento detrás del resultado.

Además, no siempre es posible ni necesario definir unos resultados medibles en una meta (¿puedes sentirte un 25% más satisfecho en tu trabajo?) aunque resumiremos diciendo que, si es posible, hagámoslo.

Consejos para conjugar visión y resultado de manera correcta

1) Mantén flexibles el componente resultado de tu meta.

No permitas que las medidas eclipsen tu visión. Las medidas simplemente son ayudas para enfocarte en la consecución de tu meta.

Los errores o resultados no alcanzados también te indican el camino hacia la visión. Lo importante es aprender y persistir en la visión si ese aprendizaje te acerca a ella.

Este es un concepto muy importante que podemos ver en el recomendadísimo libro para emprendedores Lean Startup cuyo corazón quizás podría resumirse en cómo construir el circuito de Crear-Medir-Aprender para validar nuestras hipótesis, en definitiva para aprender (lo que Eric Ries denomina aprendizaje validado).

2) Intenta que los resultados se ajusten a ti.

Si un resultado es inalcanzable lo único que vas a conseguir es sentirte mal por haber puesto el listón demasiado alto: Recuerda: alcanzables y realistas.

Algunas metas, por mucho que gestiones, midas y aprendas son inalcanzables para tu yo actual. Para optar a conseguirlas deberás cambiar algunas de tus creencias. Este tema da para un artículo en sí mismo pero, de momento, confórmate con conocer tus límites; otro día hablaremos sobre cómo tratar de ampliarlos.

Si la meta te viene impuesta por otro (habitualmente tu jefe o, lo que en ocasiones es lo mismo, tu mujer) no construyas nunca una falsa visión. Una cosa es no tener visión porque no te proporcionan información sobre la meta o te motivan para conseguirla. Otra cosa es ponerte una zanahoria, cuando aborreces las zanahorias. Renegocia la meta o búscate la vida como sea o fracasarás.

3) No detalles demasiado el cómo a la hora de definir la meta.

Salvo que sea muy sencillo y evidente, céntrate en el resultado que quieres seguir y deja el cómo para más adelante. Un mismo resultado puede obtenerse por varios caminos y precisamente el aprendizaje que obtengas en tu camino hacia tu meta puede hacer que cojas una u otra bifurcación.

Cuando un tonto escoge un camino, el camino se acaba y el tonto sigue.

4) Pon fechas a las acciones no a la meta.

Cuando estés definiendo ese plan céntrate en ponerle fechas límite a las acciones del plan pero no a la meta.  A lo sumo, define los hitos de tu proyecto y ponles fechas a éstos.

S has añadido correctamente visión a tu meta, has de ser consciente que tu meta va más allá de tus tareas.

Por último, un consejo relacionado con metas ligadas al dinero: no pienses nunca en el dinero como meta, piensa en las cosas que adquirirás con ese dinero, la utilidad que le darás o los sentimientos que te producirá. El dinero en sí mismo no proporciona ninguna visión.

El dinero sirve, aparte de para cosas tangibles, para proporcionarte, por ejemplo, seguridad (te hacer perder el miedo a no tener el dinero cuando lo necesites), libertad (para hacer lo que quieres hacer) o incluso para simplificar tu vida (pagando a otros para que hagan las cosas que te desagradan).

Céntrate por lo tanto en lo que vas a conseguir con el dinero y en las sensaciones o emociones que ese incremento salarial producirá.

Y eso es todo. Espero que con estas dos entradas hayas mejorado a la hora de definir tus metas. La semana que viene abordaremos el tema de cómo activar tus metas.

 

Imagen | Diana