Profundizando en Autofocus 4

En mi entrada-guía “Un método sencillo: Autofocus 4” trataba de explicar las bases del método de productividad de Mark Forster llamado Autofocus.
Hoy quiero profundizar en este método basándome en mi experiencia como usuario del mismo con el que llevo experimentando un par de meses.
En primer lugar, decir que Autofocus está bien porque en él puedes registrar cualquier cosa y es el propio funcionamiento del sistema el que se encarga de purgar elementos que no vas a atacar.
En segundo lugar, y muy importante conceptualmente, decir que el sistema potencia la “procrastinación estructurada”. Este concepto se resume en que toda tarea parece más fácil cuando la enfrentas a otra tarea más dura. Y eso es lo que estás haciendo con Autofocus cuando repasas tu lista de tareas en una primera pasada; enfrentas unas tareas con otras y abordas la que inconscientemente más te “apetece”.
Ventajas
Dentro del plano de lo positivo podría enunciar los siguientes puntos:
V1) Es un método con el que se llega más rápido a “hacer”, esto es, tiene un menor coste de gestión. Esto siempre es importante ya que, no lo olvidemos, el tiempo invertido en mantener el propio sistema no es tiempo empleado en hacer.
V2) Como explicaba anteriormente, reduce la resistencia o la procrastinación favoreciendo también el hacer y avanzar.
V3) Favorece atacar proyectos y tareas grandes mediante el enfoque de “poco y frecuente”. Trabajamos en algo durante un rato, lo dejamos y anotamos al final de la lista que debemos seguir con ello. Funciona especialmente bien con tareas recurrentes o extendidas (como leer un libro).
V4) Al tratarse de una “lista cerrada” busca finalizar todas las tareas incluidas en la misma con lo que la necesidad de priorizar deja de tener sentido ya que, en el orden que sea, vamos a acabar haciendo todo.
V5) Balancea la parte intuitiva y la parte racional de la mente y acabas haciendo lo importante como algo natural.
V6) El vistazo rápido inicial a la lista de tareas hace que comiences, desde ese momento, a procesar sin presión. Es como dar una vuelta de calentamiento antes de empezar a correr, evita lesiones productivas.
Desventajas
Claro, no es oro todo lo que reluce. Yo he encontrado algunos inconvenientes también:
D1) No es un sistema, es un simple método para ejecutar tareas. Por eso, a algunas personas acostumbradas a GTD les va a parecer insuficiente. No obstante, yo a veces me pregunto, ¿necesito un Lamborghini para ir por carreteras comarcales? Sé flexible, sobre todo mentalmente, be water, my friend.
D2) Las tareas que deben ejecutarse en un momento determinado, a una determinada hora del día, no encajan bien en Autofocus. El método es útil cuando tienes tiempo para hacer algo y quieres ver qué hacer pero para las tareas programadas es necesario el apoyo de otros elementos.
D3) Si tienes varios contextos, se complicada la cosa, siendo necesario un cuaderno para cada contexto. Una alternativa para no parecer una papelería andante es, suponiendo que manejamos Autofocus diferenciando nuestras tareas a nivel personal y a nivel profesional, anotar por un lado lo personal y por el final del cuaderno lo profesional teniendo un “dos en uno” en el mismo y único cuaderno.
Complementos
Desde mi experiencia, Autofocus es mejorable con el apoyo de algunos elementos adicionales. Es algo que también le ocurre a GTD. Quizás la diferencia es que GTD es un sistema teórico que requiere de implementaciones de sus conceptos pero todo está cubierto a nivel teórico y, en Autofocus, Mark Forster, ha dejado de lado estos elementos necesarios.
Sea como que fuere, lo que yo veo aconsejable sería:
C1) Un sistema de recordatorios como, por ejemplo, Google Calendar. Precisamente este complemento es necesario para lidiar correctamente con las tareas programadas de las que hemos hablado en D2.
C2) Establecer una revisión periódica de los elementos no abordados. Los elementos que marcamos en fosforito y de los que finalmente no nos ocupamos son equivalentes a la lista “Algún día/Tal vez” de GTD y examinarlos cada cierto tiempo sería útil porque de ahí podrían salir cosas interesantes que en su día registramos en Autofocus pero de las que no procedía ocuparse en ese momento.
C3) Registro de proyectos. Si los proyectos que manejas son complicados, hay que profundizar en cómo gestionar los mismos, planificando sus acciones, evaluando riesgos y coordinando las acciones o tareas aisladas dentro de Autofocus con esta gestión de los proyectos.
C4) Metas, objetivos y áreas de responsabilidad. Quizás la gran crítica que puede hacerse de Autofocus es que busca el “hacer” sin evaluar si lo que haces es lo que debes hacer. Añadir perspectiva al sistema es necesario si quieres, además de ser efectivo y eficiente, ser productivo (ver ¿Es lo mismo ser eficaz, ser eficiente y ser productivo?)
C5) Para dar lustre a Autofocus es muy interesante registrar en el cuaderno muchas acciones del tipo: investigar, pensar en, planificar, discutir, revisar, hacer seguimiento, etc. Muchas veces pensamos que “hacer” significa producir algo tangible pero pocas veces nos paramos a reflexionar sobre lo que necesitamos para que nuestros “tangibles” tengan algún sentido.
C6) Sentido común. Un elemento necesario en cualquier método o sistema pero que acostumbramos a dejar de lado. Simplemente, si algo requiere de ser hecho ya mismo, hazlo y olvídate de reglas y procedimientos.
Y hasta aquí mi experiencia con Autofocus. Espero que os haya parecido interesante y, sobre todo, que de experiencias concretas seáis capaces de sacar conclusiones prácticas útiles, sea cual sea el sistema que uséis o incluso si no usáis ninguno de ellos.